Capítulo 11

262 38 1
                                    

Cuando enfilé el camino de acceso a casa de Jungkook vi algo delante de la casa de su vecino que me llamó la atención. Me acerqué a los arbustos que separaban ambas casas y asomé la cabeza entre ellos. Me quedé boquiabierta.

Jungkook ocupaba el asiento posterior del coche de Wright. En el asiento del acompañante había otro agente, sentado con el cuerpo de lado, que hablaba con Jungkook.

Me llevé la mano el estómago, pues noté que se me acababa de formar un nudo, y miré fijamente la escena hasta que, un segundo después, Wright puso el coche en marcha y se fue... ¡con Jungkook en el asiento trasero del coche
patrulla!

Lisa se había ido hacía ya un buen rato; de lo contrario, habríamos
seguido a Wright. ¿Qué estaba pasando? ¿Habrían arrestado a Jungkook?

Eché a andar hacia casa de Sana, plantando un pie delante del otro
como si fuera un robot. Me temblaban las manos. Estaba ya a medio camino cuando saqué el teléfono del bolsillo y marqué el número. Confiaba en Jungkook, pero la situación me ponía enferma y me resultaba terriblemente incómoda. «Cógelo, cógelo.» Me pegué el teléfono a la oreja hasta tal punto que empezó a dolerme.

-Wright acaba de llevarse a Jungkook a comisaría -dije en cuanto Lisa me respondió.

-Oh, sí, estoy bien. Gracias. ¿Y tú?

Suspiré y me rasqué la frente. Sería estupendo poder mantener una conversación con ella que no fuera complicada.

-Olvídate de tu ironía aunque sea solo cinco segundos. ¿Qué querrá de él?

-Supongo que no será una sorpresa para ti, pero te aseguro que no estoy loca.

-Lisa -le espeté-. ¿Por qué no te tomas nada en serio?

-Me lo estoy tomando muy en serio. No tengo ni idea de lo que Wright puede querer de él -replicó, en un tono algo frío. Lisa tenía sus teorías y, por una vez, me apetecía conocer una de ellas.

-Sé que me mientes. ¿Por qué no me dices qué estás pensando?

-Pues porque, señorita Kim, te estás tomando demasiado en serio tu trabajo como detective.

«Y confías demasiado en tus amigos», añadí en silencio, puesto que sabía que era justo eso lo que Lisa quería decirme.

-Dímelo, Lisa. Por favor.

-La sangre, Jennie. Creo que deben de tener ya los resultados y
que la sangre es de Jungkook.

Ni siquiera se me había ocurrido.

-No -dije-. La sangre... es imposible que sea de él. Jungkook nunca le haría daño a nadie.

-Lo que tú digas -contestó Lisa, y me la imaginé esbozando una
mueca de exasperación-. Llámame cuando sepas algo más.

Me estremecí de frío. El sol se había escondido detrás de una nube, abandonándome.

-¿Por qué? ¿Qué estás haciendo?

-¿De verdad quieres saberlo?

-Adiós, Lisa.-dije, y colgué el teléfono porque no estaba de humor para más chistecitos estúpidos.

Seguí andando hacia casa de San e intenté calmarme. Seguramente se trataría de un interrogatorio rutinario y nos irían llamando otra vez a todos. Era eso. No podía permitir que ver a Jungkook sentado dentro de un coche patrulla acabara obsesionándome.

Antes de llamar a la puerta de casa de Sana envié un mensaje de texto a mis padres para decirles que había llegado sana y salva. En aquellos momentos necesitaban estar al corriente de todos mis movimientos.

La cabaña - adaptación Jenlisa G!PHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin