Capítulo 16 (MM)

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Por suerte, el coche de Jungkook era el único aparcado en el camino de acceso a su casa cuando llegué allí después de haber ido andando a recoger el mío.

No había ni una sola persona en el mundo que no mintiese; lo que ocurría es que había mentiras inofensivas y mentiras peligrosas. A veces costaba vislumbrar la diferencia entre ellas. Y yo estaba dispuesta a averiguar qué secretos ocultaba Jungkook y qué mentiras había contado.
Ir a recoger el coche me había llevado más tiempo del que me imaginaba. En aquellos momentos solo me quedaba un amigo en quien aún confiaba. Aunque eso también podía cambiar, y pronto.
Cuando se abrió la puerta supe que había estado demasiado tiempo sentada en el coche. Evidentemente, Jungkook ya me había visto. Cuando salió al jardín me miró como si fuese un bicho raro, como si acabara de salirme otra cabeza.
—Jenn, ¿qué estás haciendo? —preguntó, alzando la voz por encima del ruido del motor de mi coche.
Quité el contacto y abrí la puerta.
—Lo siento, estaba en otro mundo —dije. «En un mundo donde aún puedo imaginar que al menos uno de mis amigos no miente.»
—¿Estás bien?
Aaron era la inocencia personificada. Tenía unos ojos cafés angelicales, el cabello cobrizo y cara de no haber roto nunca un plato. No me lo imaginaba haciendo nada malo. Jamás.
—Sí, estoy bien. ¿Y tú?
—Pues claro. No viniste anoche a casa de Sana. Te echamos de menos.— Me encogí de hombros y me detuve al llegar donde estaba él.
—No estaba con ánimos.— Me acarició debajo del ojo con el pulgar.

—Veo que tú tampoco duermes bien.
—¿Tan mala pinta tengo?
—¡No! —Sus ojos cafés me miraron con bondad—. Solo pareces un poco cansada, y quizá estresada. Pasa.
—¿No está tu madre?
—No, estamos solos. Sube y prepararé té y chocolate.
Era el Jungkook protector de toda la vida, y su actitud me reconfortó el corazón.
—Qué bien me conoces.— Subí y me acurruqué en la cama de Jungkook para esperarlo. Mi teléfono sonó, anunciando la entrada de un nuevo mensaje. Era de Lisa.
Mira en los cajones. Si me necesitas, envíame un mensaje con la palabra «AYUDA» y vendré volando con el Batmóvil.
Sonreí para mis adentros. Lisa no era tonta. Le había dicho que iba a ir a casa de Jungkook. Nos habíamos reconciliado después de la pelea y habíamos decidido fingir que nunca había pasado. Ya me iba bien. No me apetecía hablar del tema.
Tecleé la respuesta: Catwoman no necesita ayuda. ¿¿¿Tienes un disfraz de Catwoman???
Colgué el teléfono y reí pensando en el mensaje que me había enviado.
—¿De qué te ríes? —preguntó Jungkook. Entró en la habitación con los bolsillos llenos de chocolatinas y una taza de té en cada mano.
—De nada —respondí, y me senté para cogerle la taza. Jungkook no tenía muy buena opinión de Lisa y decidí no iniciar la conversación hablando de ella—. Gracias.
Le di un sorbito al té. Estaba hirviendo, pero no me importó quemarme la lengua. Dejé la taza en la mesita de noche.
El teléfono de Jungkook emitió un sonido. Jungkook se quedó paralizado y se puso serio antes de sacar el teléfono del bolsillo.
¿Estaría también recibiendo mensajes del acosador?
—¿Va todo bien? —pregunté. Leyó el mensaje, refunfuñando, y vi que presionaba el teléfono y que se le arrugaba la frente en un gesto de preocupación. Me habría gustado contarle lo de los mensajes que estaba recibiendo, pero me daba miedo hacerlo. En aquel momento no me fiaba de nadie. Pero ¿y si resultaba que Jungkook también estaba recibiéndolos?—¿Jungkook?
Dejó el teléfono y esbozó una sonrisa que no llegó a alcanzar sus ojos.
—Lo siento, Jenn. No era mi intención distraerme con el teléfono. Ha sido de mala educación por mi parte.— Tosió para aclararse la garganta y bebió un poco de té.
—¿Qué pasa? —pregunté.
Vi que no pensaba explicarme quién le mandaba el mensaje, y no podía culparlo por ello. Yo estaba haciendo lo mismo.
Jungkook se sentó y se acercó a mí.
—¿Qué estás pensando?— Parpadeé. ¿Se me vería nerviosa? ¿Con miedo? ¿Confusa?
—¿Por qué me preguntas qué estoy pensando?
—Se te ve perdida en tus pensamientos, como si estuvieras a miles de kilómetros de aquí.
¿Cómo podría preguntarle cuál era su secreto sin que se notara demasiado?
—No pienso en nada. ¿Y tú qué tal vas? Hace siglos que no hablamos.
—Lo sé. Lo que ha pasado con Rosé y Jisoo ha sido muy intenso. Y pronto será el cumpleaños de Mina.
—Sí —susurré—. La echo de menos.
—Yo también. Ojalá pudiéramos haber solucionado las cosas y haber estado más tiempo juntos que peleados. No llevo muy bien lo de no poder saber nunca si habríamos logrado que la cosa funcionase.
Sabía que para Jungkook no era fácil exponer sus sentimientos, razón por la cual valoraba mucho su sinceridad. Pensé que tenía que respetar su postura mostrándome también sincera.
—Jungkook, no me gustaría parecer maleducada, pero la relación entre Mina y tú era como una pesadilla. Creo que si hubierais estado juntos siendo mucho más mayores y después de haber tenido tiempo para estar con otras personas, lo vuestro podría haber funcionado. Pero ninguno de los dos estaba preparado para tener una relación siendo tan jóvenes. No puedes seguir machacándote con eso.
—Sí, ya sé que tienes razón. Pero aún la quiero. Me gustaría haber tenido la oportunidad de mantener una relación más seria.

La cabaña - adaptación Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora