Capítulo 25

286 44 1
                                    

Martes, 7 de febrero

—No puedo creer que hayan pasado dieciocho meses —dije, acariciando la lápida de Rosé.

Hacía justo un año y medio del asesinato de Jisoo y Rosé. El tiempo había transcurrido con una lentitud dolorosa, aunque también demasiado rápido. Echaba de menos a Rosé cada día, pero finalmente había aceptado que no volvería a verla nunca más.

Lisa estaba sentada a mi lado, sin saber muy bien qué decir. Aquello no había cambiado. A pesar de que nos habíamos vuelto inseparables, seguía llevando fatal lo de expresar sus sentimientos. Pero aun así era capaz de
hacerme sentir única con solo una mirada.

—Lo sé, pequeña —dijo, apretándome la mano.

—He perdido a demasiada gente. —Me volví hacia ella y cogí la mano que tenía posada sobre mi pierna—. Y a ti casi te pierdo también.— La garganta se me cerró de la emoción. Me costaba mucho pensar en aquel día.

—No, eso hubiese sido imposible. Jungkook tiene una puntería de mierda.— Tragué saliva y bajé la vista hacia la hierba. Lisa era capaz de hablar de aquello con humor. Yo aún no había llegado a ese punto.—Lo siento, no ha sido un comentario muy acertado. Con todo el tiempo que ha pasado tendría que haber mejorado en esto. Lo siento, Jennieie —dijo, disculpándose.

No pude evitar sonreír. A pesar de que de su boca en ocasiones salían cosas de lo más inconvenientes, siempre conseguía hacerme sonreír. Por muy afligida que me sintiera, bastaba una de aquellas bromas suyas para dibujar una sonrisa en mi cara.

—Eres mejor de lo que te imaginas... a veces —dije.

—Eso lo dices porque te apetece meterme mano.— Esbocé una mueca de desesperación y devolví la atención a mi amiga.

—Tendrías que haber apostado por Lisa desde el principio, Rosie.

No me cabía la menor duda de que a Rosé le habría gustado Lisa cuando la hubiera conocido un poco mejor. Sabía que se habría sentado en mi cama y habríamos hablado sin parar de lo evidente que era que lo nuestro acabaría pasando.

—Tenía buen gusto —dijo Lisa bromeando. En aquello sí que no estaba muy de acuerdo con ella, pero no me apetecía hablar mal de Jisoo. —Dilo —dijo Lisa, sin alterarse—. Lo que estés pensando de Jisoo, dilo.— Le apreté la mano.

—No. Ya sabes lo que pienso. Y no quiero volver ahí. Ya no.— Jisoo ya no estaba. Todo el mundo conocía mi opinión sobre Jisoo y no tenía necesidad de seguir reforzándola. Así que lo dejé pasar.

—Siempre tan buena chica —murmuró Lisa.

—Ya sabes por qué —musité.

—Lo sé. Pero no comprendo dónde está la diferencia. Si lo piensas, ¿por qué no lo dices?— Lisa era de esas personas que se aferran a sus convicciones, sean cuales sean, mientras que yo creía que después de la muerte de una persona
no estaba bien hablar mal de ella, al menos en voz alta.

—Pues porque está muerta. Y no quiero ser de esa gente que anda todo el día jodiéndola y...— Lisa estalló en carcajadas y la miré, desesperada. Le encantaba cuando soltaba algún taco, porque no sucedía muy a menudo.—¡Tú estás muy mal, eh!

—Mi vida sería muy aburrida sin ti, Nini.— «Yo pienso que sería más bien al revés.» —Yo nunca sé que decir cuando visito la tumba de Jisoo o la de Pete — dijo—. La gente se pone a hablar, pero yo solo sé quedarme allí sentada, como una idiota.

—No tienes que decir nada. Basta con que vayas a visitarlos.

—Por favor —dijo Lisa—. Seguro que Jisoo está allá arriba haciendo algún comentario sarcástico.

La cabaña - adaptación Jenlisa G!PWhere stories live. Discover now