Cap. IV:Los piratas

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Kirishima se despertó al oír una voz gritando. Abrió los ojos. Seguían en el barco en el que viajaban, pero unos pocos piratas estaban en la cubierta. Alzó su vista, y se topó cara a cara con el capitán del barco pirata. Miró a su alrededor, sus amigos estaban atados junto a él, que también estaba atado.

-Vaya, vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí?  Una bruja, dos híbridos de dragones, un caballero, dos cualquiera, un pájaro antropomórfico, un bárbaro y un príncipe. Qué interesante-al decir "un príncipe" colocó la punta de su espada en la garganta de Shoto-.

-¡No te atrevas a tocarlo, bastardo!-el capitán sonrió, dobló la espada de forma de que la punta estuviera de lado e hizo un poco de presión en la garganta. Shoto gimió de dolor mientras su cuello comenzaba a sangrar-. ¡Párate!

-¿Quién me lo ordena? ¿Tú? No me hagas reír.

Katsuki soltó un gruñido de rabia, y sus ojos rubíes se encendieron, brilalron. Se agitó, tratando de desatarse.

-No conseguirás desatarte, mi tripulación sabe hacer nudos incapaces de deshacerse de esa manera-el capitán sonrió-.

Katsuki miró al capitán, y mostró sus colmillos, que crecieron un poco.

-Tripulación, echad a los tiburones a todos, menos al príncipe Shoto. Nos darán una fortuna por su rescate. En cuanto a los híbridos, dejadlos también presos, venderemos sus colmillos en el mercado de brujería y magia-el capitán se dirigió a un chico que tenía a su espalda-. Sero, empieza

El azabache dió un paso al frente, y al desenvainar su espada, sus ojos se cruzaron con los de Mina. Sero guardó de nuevo su espada y negó varias veces con la cabeza.

-No puedo hacerlo, capitán-el azabache tragó saliva mientras veía a Mina-.

-¿No cumples las órdenes de tu capitán? Qué desfachatez-dijo golpeándole en el cogote con el mango de su espada-.

Sero perdió la conciencia.

¡Sero!-dijo con la voz ahogada-. ¡Maldito!

-¿Lo conoces? Bueno, al menos te hundirás con él en el agua.

-No si yo lo impido-el grupito alzó la vista, en dirección a la voz-.

Un chico de ojos amarillos estaba de pie en el mástil, se agarró a una cuerda cercana y se lanzó al vacío. Se columpió hasta llegar al frente del capitán, saltó y en el aire desenvainó su espada. Al aterrizar, coloco su espada enfrente de la cara de Shinso.

El resto de la tripulación lo apuntaron con sus armas, pero Shinso les hizo una seña para que bajaran las pistolas y las espadas.

-Denki, Denki, Denki. Siempre tan rebelde-dijo acercándose a él-. ¿Por qué quieres salvar la vida de unos prisioneros? Déjalos a su destino.

-Aparte de que vas a matar a personas inocentes, vas a matar también a uno de los miembros de tu tripulación-dijo aún con su espada apuntando a Shinso-. Y no voy a permitirlo.

Kirishima miró fijamente a Denki. Le pareció la persona más guapa que había visto nunca, y su corazón comenzó a palpitar rápidamente.

-Mira-dijo bajando la espada para que ya no apuntase a su cara-. No desobedezcas a tu capitán, podría pasarte lo mismo que a Sero-dijo acercando su cara a la de Denki y poniendo su pulagr derecho en el labio inferior de el rubio-. Y no queremos que eso pase, ¿cierto?-dijo tratando de besar a Denki, mas el chico rubio puso una mano sobre los labios de Shinso para detenerlo-.

El domador de dragones y el príncipe demonioWhere stories live. Discover now