Cap. XIV:Salida del laberinto y la princesa Momo

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-De acuerdo-Denki dió la vuelta a la moneda y la tapó-. ¿Cara o castillo?

-Cara-dijo el cenizo-.

-Ganaste-dijo enseñando cara, que no era otra que la reina Rei Todoroki-. Elige lado y persona

-Iremos por la derecha. Elijo a Kirishima

-Jiro-dijo Kendo-.

-Mapache

-Iida

-Rata eléctrica

-Mei

-Cintitas

-Tsuyu

-Cara redonda

-Tokoyami

-Deku

-Monoma

-Icyhot

-Perfecto. Venga, vamos-la hechicera sonrió-.

El grupo de Bakugo fue por su lado, y el de Kendo por el otro. El reloj de arena se dió la vuelta, y comenzó a caer.

Pasaron 5 minutos

Bakugo andaba el primero, y el resto lo seguía por detrás. Todoroki tenía una madeja de lana que había atado a un extremo del principio del laberinto. Tenía la corazonada que lo necesitaría, así que le dió otra a Jiro para que hiciera lo mismo.

Y así fue. Les sirvió de gran ayuda, ya que, cuando el laberinto cambió, les sirvió para notar por dónde habían pasado.

-¿De dónde sacaste la idea?-preguntó el azabache-.

-Leí mucho-declaró el príncipe-. Una de las cosas que leí fue el mito de Teseo y el Minotauro, en el que Ariadna le le daba una madeja de hilo a Teseo para que no se perdiera por el laberinto de Creta. Guardé dos en mi macuto antes de salir del castillo, por puro instinto. Le he dado la otra a Jiro, para que haga lo mismo-dijo desenrollando otro tramo más-.

-Es bastante ingenioso, Todoroki-el bicolor sonrió-.

El cenizo apartó la mirada y chasqueó la lengua.

Pasaron 38 minutos.

Los dos grupos se habían desorientado, y aunque la idea de Todoroki les servía para saber por dónde habían pasado, no les servía para saber por dónde ir.

La arena del reloj estaba a punto de terminar de caer, y el grupo estaba lejos de llegar al centro.

-Vamos a morir-Denki comenzó a sollozar mientras se abrazaba a sí mismo-.

-Hasta en tus últimos segundos vas a ser así, ¿cierto?

-¿Y tú así, Blasty?

La arena terminó de caer, y la voz de antes sonó:

-El tiempo se ha terminado. Prepárense para morir

Los ojos de Denki comenzaron a temblar, y comenzó a negar con su cabeza mientras caminaba hacia atrás. La voz que acababa de escuchar hizo que tuviera un deja' vu, como si hubiera escuchado esa última frase en algún lugar, lo que le generó un miedo debido a pasados traumas

-No, no, no-su labió tembló-. ¡No!-gritó mientras agachaba la cabeza-.

Sus compañeros observaron cómo de él salía un rayo de electricidad, que fue directo al reloj de arena. Un reloj analógico apareció, y las manecillas dieron la vuelta atrás 5 minutos. La arena volvió a subir el reloj. 

El domador de dragones y el príncipe demonioWhere stories live. Discover now