Cap. XX:Si tengo que esperarte toda una vida, lo haré

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Shoto se despertó porque un rayo de luz solar le daba en la cara. Bostezó mientras se incorporaba y se frotaba los ojos con los puños.

-Buenos días, dormilón-dijo el cenizo mientras se acomodaba el pantalón-.

-Buenos días, Katsuki-tenía frío, y se miró el cuerpo-.

Se sorprendió al ver que su torso estaba desnudo.

-¿Pero qué...?-Bakugo se acercó-.

-¿No recuerdas nada de ayer?-dijo mientras se sentaba en el borde de la cama. El príncipe negó-. Te daré una pista-dijo sonriendo mientras acercaba su mano al cuello del bicolor-. Una de esas cosas la tienes en tu blanco cuello-el bicolor se tocó el cuello, y le dolió-.

El cenizo le pasó un espejo de mano para que Shoto viera lo que tenía en el cuello:una mordedura.

-¿Qué?-se miró el resto de cuerpo:marcas moradas y rojas, marcas de dientes...-. Mi cuerpo es un poema-una idea le pasó por la cabeza-. ¡¿Ayer lo hicimos?!

-Ayer gemías como una perra-rió mientras le pasaba una camisa, pantalones y ropa interior al príncipe-. Vístete; hay cosas que hacer-dijo antes de besarlo en los labios-.

El cenizo salió del dormitorio en dirección al comedor real. Allí estaban Iida, Momo, Jiro y el resto de sus amigos.

-Buenos días, bastardos-dijo estirándose mientras bostezaba-.

-Disculpad la tardanza-dijo pasando su brazo por la cadera del cenizo. Le susurró a éste:-Me debes una. Me duelen las caderas.

-Qué pena-le siseó al oído-.

Ambos se dirigieron a su sitio para desayunar. Hablaron un poco de las cosas que harían durante ese día, entre ellas, interrogar al Señor del Mal.

Momoma apenas habló. Estaba absorto en sus pensamientos. Casi no tocó el desayuno.

-Neito, ¿estás bien? ¿Te encuentras mal?-se preocupó el príncipe-.

-No, estoy bien, alteza. Es sólo...-dijo agachando la cabeza-.

-Te prometo que encontraremos a Kendo. Si quieres, en cuanto te recuperes del todo iré contigo personalmente-dijo poniendo su mano en el hombro del rubio-. ¿Entendido?-Monoma asintió-.

~Una hora después~

Shoto, Katsuki, Iida, Mei e Izuku se dirigían a los calabozos. El guardia les abrió la puerta y los tres entraron a la celda.

La figura de la reina Rei se movió. Las cadenas sonaron.

-Vaya, vaya, vaya. Si es el príncipe Shoto-habló con voz grave, la que recordaba Shoto de hacía tantos años-.

-He venido a hablar contigo sobre algo. ¿Cómo puedo despertar a mi madre? ¿Dónde está Kendo? ¿Cómo me libro de la maldición que pesa sobre mis hombros?

-Wow, wow, wow. Más despacio, chaval. La única forma que tu madre despierte es quemando el talismán que tiene al cuello con las llamas de Hades. Kendo está presa, en el Fin Del Mundo. Respecto a tu maldición, tienes lo que te hace falta. Pero te falta algo muy necesario. Eso sí, no te lo diré. Sólo mencionaré que es algo que con una mujer se podría hacer-dijo mientras creaba disimuladamente una llave que lo liberó de sus cadenas. Bolas verdes de energía se crearon en sus manos-. ¡AHORA COBRARÉ MI VENGANZA!

Dirigió la bola de energía verde a Katsuki, pero Shoto lo abrazó, dándole la espalda a la bola verde, y lo alcanzó a él.

-Katsuki...-dijo antes de desmayarse-.

-¡Shoto!-el bicolor cayó en su regazo-.

El Señor del Mal comenzó a reír mientras se desvanecía con un portal de color lila.

-Qué pena. No he acertado. Bueno, me ha salido mejor la jugada-se carcajeó-.

Izuku dejó su macuto en el suelo y se lanzó con rabia contra el Señor del Mal, cayendo también en el portal.

-¡Midoriya kun!-gritó Iida-.

Antes de que el portal se cerrara, escucharon a Izuku decir:

-¡Llevadle mi macuto a Ochako, y que nadie robe el interior!-el portal se cerró-.

Mei e Iida se miraron, horrorizados.

Estuveiron así un rato, hasta que escucharon el llanto desesperado de Katsuki.

-¡Icyhot! ¡Abre los ojos!-dijo sacudiéndolo-¡No me dejes!-lloró-.

Estrechó al bicolor inconsciente contra su pecho. Iida y Mei se agacharon a su altura, y ambos le pusieron una mano en el hombro.

~Horas después~

Katsuki lloraba silenciosamente, sentado en el borde de la cama del bicolor. Éste estaba tumbado, con cara serena, durmiendo.

Mei lo había revisado. Por suerte, la bola de energía no lo afectó al punto de causarle la muerte, pero sí lo había inducido a un sueño profundo. 

Ochako recibió la noticia de la desaparición de Izuku y aferró el matorral contra su pecho. Revisó que en el interior hubiese algo y suspiró aliviada, con lágrimas en los ojos.

-Protegeré este macuto con mi vida, Deku kun-susurró-.

Mei notó algo en ella con su magia, pero no dijo nada.

En el dormitorio de Shoto, Katsuki tomó la mano del príncipe.

-Prometo que encontraré la forma de despertarte-murmuró-. Y si no la encuentro, entonces esperaré a que despiertes. Y si tengo que esperar toda mi inmortal vida a que eso suceda,lo haré.

Alguien tocó a la puerta.

-Blasty, alguien quiere verte-dijo Kiri-.

-No estoy ahora para visitas-refunfuñó-.

-Es importante

-Está bien-besó la frente del bicolor y salió del dormitorio real-.

Se dirigió al salón del trono, y se encontró con las personas que querían hablar con él:un joven rubio de alas rojas y un hombre de mediana edad con una capa blanca y capucha del mismo color cubriendo su cabeza.

-Bakugo Katsuki, ¿cierto?-dijo el hombre de la capa-Te había estado buscando durante 12 años, muchacho-levantó su cabeza-.

Bakugo abrió los ojos como platos; era el hombre que había visto tantas veces en los retratos del castillo o en las monedas de oro:el rey Enji Todoroki, alias "El misterioso".

-Usted...

-He vuelto-sonrió-.


-Y fin-dijo Aizawa cerrando el libro-.

-¡¿FIN?!-los dos niños gritaron-.

Continuará...

El domador de dragones y el príncipe demonioWhere stories live. Discover now