Cap. VI:En marcha

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Eri y Kota estaban en el cuarto de ella, esperando a la persona que Aizawa había mandado para leerles el siguiente capítulo. La puerta se abrió.

-¡Nee san!-dijo corriendo a abrazar a Shinso-. ¿Qué haces aquí?.

-Aizawa sensei me ha pedido que os lea un libro esta noche, y he aceptado.

Shinso cogió el libro aterciopelado y abrió por la página con el marcapáginas mientras que Eri se tumbaba en su cama. El chico se aclaró la voz y comenzó a leer:

-El joven dijo...

-Me han comunicado que alguien de mi escolta personal ha sido apresado, mi reina-dijo Shoto tranquilamente-. ¿Me equivoco?

-Precisamente, uno de mis soldados estaba hablándome de eso en este instante-miró al rubio que estaba apresado-. ¿Por qué te han arrestado, muchacho?

El príncipe Shoto oyó un ruido, y miró a su izquierda. Vió un tapiz de color rojo con el escudo del reino, y vió a una muchacha de pelo anaranjado viendo la escena.

-Majestad, alí de comprar víveres para mi viaje, cuando me topé con la princesa, que iba corriendo en dirección contraria. Me ayudó a recoger las cosas que se me habían caído y charlámos un rato. Me presenté, y por cortesía, besé su mano, como manda la etiqueta. Los guardias me vieron y me arrestaron, pero no entiendo la razón-uno de los guardias que lo arrestaban tomó la palabra-.

-Pensábamos que podría raptar a la princesa, aparte de que está decretado que ningún hombre extranjero puede acercarse a ella sin antes pasar por palacio.

-Pero es que yo nunca he estado en este reino, así que no sabía cómo era la princesa ni qué reglas hay-reclamó-.

-¡Cierra la bocaza!-le pegó una patada en la quijada, haciendo que Monoma cayera al suelo mientras escupía sangre. Monoma trató de levantarse, pero el guardia volvió a pegarle-.

Shoto frunció el ceño al ver eso.

El rey levantó una mano, indicando al guardia que parara.

-Muchacho, veo que tus intenciones no son malas, y tienes una coartada. Dime, ¿cuál es tu nombre?

Monoma no pudo responder por el dolor en la quijada, así que lo hizo Shoto:

-Su nombre es Neito, hijo del duque de Monoma.

-¿Es hijo de los Monoma? ¡Qué bien! Soy amiga de la esposa del duque. Nos carteamos todos los meses-dijo con una sonrisa en la cara la reina-.

-Y también son nuestros aliados más cercanos junto con los Todoroki, los Yaoyorozu y los Shiozaki-dijo sonriendo. Se dirigió de nuevo a Monoma-. Siento que mi soldado te haya dañado. Es sólo que ha habido muchos intentos de secuestro dirigidos a mi hija la princesa, y mis guardias sólo intentaban protegerla.

-¡Pero ya estoy harta!-dijo Itsuka saliendo de detrás del tapiz-.

-¡Deberías estar en tus aposentos, hija! ¡No escuchando nuestras conv...!

-Ni iscichindo nistris cinvirsicinis-hizo en tono de burla. Se cruzó de brazos-. Tenía que saber qué pasaba con el muchacho de cabellos color trigo-dijo acercándose al trono de su padre-.

Monoma miró de nuevo a la chica:cabello suelto recogido en una diadema redonda y acolchada de color crema, vestido hasta los tobillos del mismo color con mangas anchas, ojos azules como las lagunas cristalinas de su tierra, manos delicadas y cuidadas y labios finos de color carmín. El chico se sonrojó y agachó la cabeza.

-Estoy harta de tener a gente detrás mío, velando por mi seguridad. Soy capaz de cuidarme sola. Tengo conocimientos de cómo usar armas, de cómo defenderme, y eso sin contar mi quirk.

-Pero tu quirk es poco sofisticado. Que tus manos se hagan grandes es muy vulgar-reprochó la reina-.

-¿Qué es lo que quieres tener, hija?-dijo mientras con una seña le decía a un soldado que soltase a Monoma. Shoto corrió a por él y puso uno de sus brazos alrededor de sus hombros-.

-Libertad. Tengo 18 años, ya tengo la edad de ser reina, y aún me seguís tratando como niña pequeña.

-Lo hacemos por tu bien, cielo-el rey meditó la situación-.

-Te propongo un trato. Si cumples con una misión, al volver te coronaremos reina.

-¿¡Qué!?-gritó la reina-.

-Cariño, tú y yo ya estamos mayores

-Todavía tenemos entre 40 y 50...

-Debemos dejar que nuestra hija se ocupe del trono. Ya es capaz.

-¿Qué misión?-dijo emocionada Itsuka-.

-Ayudarás al príncipe Shoto en su misión de salvar a la princesa Momo de Yaoyorozu-los del grupito no pudieron evitar soltar un sonido de sorpresa-. Si lo consigues, serás reina. Si fracasas, no sólo tendrás que esperar más, sino que doblaremos la guardia. Y dime, ¿qué eliges?

-Acepto el trato-dijo sonriendo-.

-Más tarde-

Una curandera trató la herida de Monoma, asi que pronto pudieron retomar la marcha. Antes de marcharse del castillo, Kendo bajó, deslizándose por el pasamanos hasta la entrada.

-¡Ya estoy!-dijo plantándose enfrente de ellos-.

Kendo llevaba puesta una ropa de aventura(la de la imagen de arriba).

-Ya estamos todos, así que en marcha-dijo el príncipe antes de salir de las murallas del castillo-.

Caminaron durante todo el día. Mientras los demás se paraban a cenar, Bakugo y Todoroki revisaban el mapa de la zona.

-Según este plano, deberíamos estar en las mina en menos de cuatro días.

-¿Puedo preguntar por qué tu madre te encasquetó la misión de salvar a la princesita?-dijo Katsuki mientras se tumbaba en unas ruinas-.

-No sé la razón, en verdad. Mi madre me lo dijo y ya.

-Menuda mierda

-Esa boca.

-Perdón, marquesa de Romanones-Todoroki rodó los ojos-.

Hubo un ligero silencio.

-¿Qué enfermedad tienes?

-¿Qué?

Hace un tiempo me dijiste que tenías una enfermedad. ¿Cuál es?

-No es de tu incumbencia-dijo mientras miraba a otro lado, nervioso-.

-Dímelo. Podría ayudarte

-No, es algo que te alejaría de mí

Bakugo bajó de la ruina y se puso frente a frente con Todoroki.

-O me lo dices, o lo veo.

 No sé si puedes hacer eso, así que no abriré la boca.

-Tú has querido-juntó sus dedos corazón e índice y tocó el entrecejo del bicolor-.

Al último se le pusieron los ojos blancos, y su cuerpo se echó para atrás, teniendo que ser cargado por Katsuki.

Dejó al bicolor en el suelo cuidadosamente y fue a buscar ramitas y piedras para hacer un círculo. Una vez hecho el círculo alrededor del bicolor, el cenizo se sentó enfrente de él, en posición de loto. Juntó las manos como si rezara y una estela de polvo comenzó a emanar de Shoto.

Katsuki cerró los ojos y respiró hondo. Abrió los ojos y sopló sobre el polvo dorado que flotaba delante suyo.

Continuará...

El domador de dragones y el príncipe demonioWhere stories live. Discover now