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Era una tarde nublada y la brisa pegaba contra lo que sea que tuviera en frente, detalle que permitía que un hombre serio y elegante pudiera divisar la vida citadina desde la ventana de su oficina abierta disfrutando del viento frío chocando con su rostro hasta que el sonido incesante de él teléfono lo sacó de su corto trance disponiéndose a contestar.

-¿Aló?

-Daniel Valencia, soy Mario Calderón.

-Aah ¿Qué quiere?

Preguntó tosco sin ponerle mucha atención volviendo a concentrándose en su trabajo.

-Quiero que hagamos una alianza, hay algo que tenemos en común y nos podríamos ayudar mutuamente.

Daniel vió el teléfono incrédulo pensando hasta que era una llamada de broma.

-¿Ah si? Yo creo que un inútil como usted no podría servirme de nada, además que está equivocado, no tenemos nada en común.

-Y ahí, es donde está equivocado. Le diré algo Valencia, ambos odiamos a Armando Mendoza, ambos queremos vengarnos de él.

Ahora Daniel estaba perplejo, el mismísimo Mario Calderón le estaba diciendo que quería que su fiel amigo sufriera ¿Qué había hecho ese hombre para que el tipo que estaba detrás de él en todo momento hablara con tanto odio y seguridad?

-¿Aló? ¿Doctor?

-Sisi aquí estoy y enserio no le entiendo.

Al otro lado de la línea Mario vió su celular confundido, él había sido muy claro en lo que quería.

-¿Acaso quiere que le explique a detalle en algún lugar?

-Claro, veámonos en el le noir a las nueve.

Y sin despedirse el menor colgó la llamada viendo a algún punto fijo de su oficina, solo para ponerse a trabajar ansioso por obtener respuestas después salir de la oficina.

Las horas pasaron y cuando Daniel llegó al lugar lo vió, vió a ese castaño sentado de piernas cruzadas tomando una especie de cóctel con algún tipo de entrada, siempre sereno y de una forma u otra misterioso, nunca se podía saber al cien por ciento que podía pasar por esa rebuscada cabeza.

-Buenas noches.

Saludó seco Valencia sentándose en la silla de al frente, Mario solo le sonrió ligeramente saludandolo con los dedos de la mano con sutileza, tragando antes de hablar.

-Buenas noches doctor Valencia ¿Cómo me le fue el día hoy?

-Calderón, déjese de formalidades y vaya al punto.

El castaño se incorporó en su silla al ver lo serio que estaba el contrario formando una media sonrisa en su rostro.

-¡Ujum! Bueno, bueno pero ¿si entendió lo que le dije por la llamada?

-Si, fue bastante claro pero la cuestión es que no entiendo, ni el por qué, y mucho menos cómo.

La confusión en los ojos del menor no tenían precio, Mario se regocijó en silencio dándole un sorbo a su cóctel, obvio aún no tenía la confianza para responder la primera pregunta pero con todo gusto respondería la otra.

-Hablando del "cómo", realmente tengo una información que le podría servir para acabarlo de un solo golpe, pero antes me gustaría que se tomara el tiempo de tener una cena de negocios conmigo y pedir algo del menú, si es tan amable.

Daniel lo miró de reojo tomando el menú con una de sus manos, esa actitud era verdaderamente extraña pero no le vió de otra, verdaderamente odiaba a Armando Mendoza y si podía derrotarlo de una vez por todas tendría que soportarlo.

Por Amor Y VenganzaWhere stories live. Discover now