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-¡Buenos días!

Valencia apareció por el marco de la puerta de la habitación de Mario y es que este se había quedado dormido mientras esperaba al menor por lo que se despertó somnoliento tratando de ubicar el tiempo y el espacio.

-Eeh ¿Qué horas son?

Preguntó sin abrir sus ojos aún sintiendo como Daniel gateaba por la cama acercándose hacia él.

-Son las siete, estoy pasando de largo por lo que voy a dormir todo el día mientras tú vas a trabajar.

-¡No quiero!

-Mmh Entonces te quieres quedar aquí todo el día, conmigo, abrazado.

Daniel lo acercó hacia el tomando su espalda baja logrando que el castaño con una sonrisa tímida asintiera amando la idea acurrucándose en el pecho ajeno con la intención de quedarse dormido nuevamente.

-¿Recuerdas como acabó la empresa cuando hiciste eso?

Claro que Mario lo recordaba, Patricia había iniciado un par de peleas hasta el punto que en la recepción se habían incendiado un par de sillas por lo que cuando se enteró redujo salarios y alargó las horas de trabajo entre otras cosas y más importante aún, alfin se ganó la lealtad de sus empleados con base al miedo. Y si le preguntaban, pues no, no quería ese caos de nuevo.

-Entonces solo llego tarde.

El castaño subió ligeramente su rostro sintiendo con su nariz el cuello de Valencia solo para aspirar su relajante aroma mientras este se estremecía.

-E-ensi ya vas tarde y tampoco es buena idea, recuerda que las fieras ya volvieron ¿No crees que sería bueno atormentarlas desde temprano?

Al fin Mario abrió los ojos con una sonrisa de oreja a oreja, esa si era una buena motivación por lo que por fin se levantó con un gran entusiasmo.

-Marito, pero vuelves temprano, que te tengo una sorpresa.

-Lo que digas, después de todo supongo que me debes algo ¿no?

Ambos sonrieron pícaros solo para darse un corto beso y despedirse.
Y como el castaño lo planeo en su camino a la empresa, en ciertos momentos se empeñaba en recordarle a Armando que él estaba al mando y que ya no sería tan fácil dañarlo además que se regocijaba al ver la incomodidad de Beatriz trabajando en la oficina en la que él solía trabajar y es que muy en el fondo aún le tenía cierta envidia.

Ya en la noche Mario llegó a su apartamento donde estaba Daniel esperándolo ansioso de salir ya que solo le dijo que se alistará, que se pusiera algo cómodo y que tendrían una velada increíble, para que después de hacerle caso en todo lo pedido le vendó los ojos desde que salieron del apartamento, todo el camino en carro y cuando llegaron a su destino.

-¿Ya llegamos?

-Ajá, espero que te guste.

Daniel respondió ciertamente nervioso, estaba haciendo una jugada ciertamente arriesgada.

-Wow esto es...hermoso.

Después de un par de tropezones y risas nerviosas acompañadas de apretones al brazo de Valencia, Mario por fin dejó de tener un pedazo de tela cubriéndole la visión y lo que vió solo le dejó decir eso en medio de su sorpresa.

-Se que no parezco un tipo muy romántico pero quería hacer mi mejor esfuerzo para darte este detalle.

Aproximadamente en un piso superior al décimo se encontraban en un restaurante giratorio muy lujoso con una vista increíble de la ciudad y lo más curioso es que este estaba solo además de totalmente decorado con un ambiente sumamente tranquilo y romántico.

Por Amor Y VenganzaWhere stories live. Discover now