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En un abrir y cerrar de ojos Daniel ya tenía su mano dentro de su saco con una mano en su pistola a punto de sacarla cuando el menor soltó una risita y le dió un giro en el aire al arma ahora sosteniendola del cañón con una sonrisa inocente.

-Me dí cuenta que estabas desarmado y no es algo muy recomendable la verdad así que ten, te la regalo, pero me debes una ¿vale?

Mario exhalo con fuerza y su postura se relajó ligeramente viendo el mango del revolver aún sorprendido. Volteó a ver a su amigo quién le asintió con la cabeza invitándolo con la mirada a tomar el arma.

-Mm gracias.

Sus manos temblaron ligeramente antes de tener el artefacto de metal en sus manos, ya que si, Calderón podía ser mujeriego, irresponsable y de vez en cuando un borracho pero nunca había estado armado, y se sentía con poder pero también en peligro.

Ahora sí el de ojos azules se despidió con un ademán y cerró la puerta del lugar trayendo de nuevo la oscuridad ocasionando un chillido en Mario antes de que se aferrara al brazo del más bajo mientras aprovechaba la oportunidad para apuntar a la oscuridad con su nuevo regalo, Daniel rió algo enternecido solo para seguir su camino con sumo cuidado por su amigo y volver a su auto donde ambos suspiraron cuando al fin se sentaron en el cómodo asiento.

-Voy a ser sincero, a pesar de que ahora tengo un revolver, estoy envuelto en un negocio de lavado de dinero y probé el aguardiente lo más raro de esta noche fue saber que tienes un tatuaje y un arma, todo debajo de tu ropa.

El menor rió negando suavemente con la cabeza mientras arrancaba el carro y es que si le preguntaban realmente el no tuvo planeado traer a su amigo a acordar el negocio y por se sentía aliviado de que no hubiera salido mal.

-Mientras usted lo encuentre como interesante y no como algo malo, pues todo bien.

Mario asintió queriendo soltar un chiste sobre ese comentario pero había un detalle que no podía ignorar por más tiempo.

-Daniel...tuteame.

Precisamente el más bajo había detenido el carro en un semáforo en rojo y volteó su rostro en dirección al castaño con un semblante consternado viendo como este solo mantenía una sonrisa a boca cerrada enseñando sus "adorables hoyuelos"

-¿Esta seguro? Es que realmente tengo está costumbre y creo que ya es muy poco formal.

Mario no pudo evitar sentir ternura por ese comentario, sentía como si amigo tuviera pena de tratarlo con cierto cariño pero a la vez lo quisiera y por eso quería insistirle. 

-Vamooos, somos amigos y uno cuando está con amigos la formalidad pasa a segundo plano ¿o no? ¡Además! las costumbres cambian.

Daniel sonrió de soslayo, le agradaba la idea, sentía como si se estuviera acercando más al castaño y eso le ponía feliz.

-Esta bien, entonces aprovecharé esta primera frase para invitarte un día de estos a enseñarte a disparar esa nueva máquina que tienes ahí. ¿Qué te parece?

-Me parece aterrador, pero ¿útil? supongo.

El menor asintió, sabía muy bien que no era fácil asimilar todo lo que pasaba en ese momento pero como lo había dicho si era muy útil ya que ahora ambos tenían no solo un peligro legal sino su propia vida podía peligrar de ahora en adelante.

Ya eran altas horas de la noche y finalmente después de unos minutos más conduciendo Daniel pisó el freno de su carro al frente del edificio del castaño soltando un suspiro que denotaba cansancio viendo de reojo como su amigo se estiraba soltando un bostezo con una mirada parecida a la suya.

Por Amor Y VenganzaWhere stories live. Discover now