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-Debes estar bromeando.

Daniel se quedó viendo su mano incrédulo pidiendo otro trago con algo de desconfianza, sabía de quién se trataba.

-No lo estoy. Confía en mí ¿si? Te juro que no voy a intentar nada raro.

El menor lo vió a los ojos de nuevo y optó por ignorar todo lo que le decía su mente y tomó su mano con algo de vergüenza.

-Solo un par de canciones, ¿está bien?

Ambos sonrieron y se levantaron a bailar.
A lo lejos solo se veían como dos amigos teniendo una pequeña batalla de baile y en ocasiones entre risas ambos se tomaban de las manos para bailar en pareja lo cual estallaban en mas carcajadas por querer ser "el hombre" terminado ambos tomándose de la cintura queriendo dictar el ritmo, sin dudas cualquiera diría que lo están pasando de maravilla.

Ya después de unos minutos se acercaron a la barra con sus mejillas coloradas, unas pocas gotas de sudor y sus sonrisas de oreja a oreja.

-¡Señor Valencia! ¡Quiero salir a rumbear con usted todos los días de mi vida!

Exclamó el mayor emocionado tomando su copa de whisky, el susodicho rió apenado ya que el compartía ese sentimiento de tranquilidad y emoción que tanto desbordaba su compañero.

-Pues Calderón mientras no sean todos los días, yo me conformo.

Mario sintió el impulso de abrazarlo pero se detuvo al instante el celular del menor comenzó a sonar, rápidamente este contestó con una sonrisa al ver el número de la persona que le quitaba el sueño.

-Ho-ola.

El hombre al otro lado de la línea vió con extrañeza su celular solo para voltearse y ver a Daniel en el mismo lugar acompañado de un hombre ciertamente atractivo que no dejaba de verlo con una sonrisa.
Rápidamente colgó la llamada, era su oportunidad para hacer algo que había planeado hace unos días.

Rápidamente se acercó ocultando su sonrisa y le tocó el hombro al de ojos claros.
Daniel lo encaró con sorpresa aunque al ver su semblante serio se acercó ligeramente para preguntar del porque de su expresión pero el contrario se alejo con una expresión de asco.

-Daniel, me dices que quieres algo formal y te encuentro con otro.

Mario se quedó perplejo, el hombre que traía a su amigo enamorado no era nada del otro mundo, al contrario, a sus ojos era un tipo demasiado simple y poco atractivo.

-P-pero es solo un amigo.

El tartamudeo solo hacía más evidente su preocupación ya que era cierto, en uno de sus últimos encuentros había planteado la posibilidad de una relación formal ya que era algo que realmente se aventuraría a hacer y el hecho de que dudará de él lo ponía angustiado.

-Claro, como tú y yo ¿no? Mira hasta aquí voy. No quiero que nos volvamos a ver.

El menor sintió un nudo en la garganta que no lo dejó a hablar ni reaccionar mientras la persona que más quería se iba caminando a paso rápido.
Mario salió de su sorpresa y tomó a Daniel de los hombros sentandolo de nuevo.

-Espera aquí, voy a intentar aclarar las cosas.

El castaño corrió detrás del desconocido hasta la salida del lugar sin darse cuenta que Daniel iba tras él solo para presenciar la escena de ese hombre con otra mujer dándose un beso.
Mario frunció el ceño dispuesto para armar un escándalo pero sintió un jalón que lo hizo volver adentro del establecimiento.

Daniel llevó al castaño de nuevo a dónde habían dejado sus tragos y se sentaron en silencio hasta que el menor suspiró y se limpió una lágrima que amenazaba con salir viendo al castaño quien apretaba uno de sus puños con fuerza viendo a su vaso.

Por Amor Y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora