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Era un nuevo día y Daniel recibió su primera misión después de tanto tiempo y se sentía más que listo para ello.

-Bueno Mario, te tengo que dejar porque mi patrón me necesita.

Calderón casi se hecha para atrás, no le bastó con ver a Daniel llegar a su cita para desayunar usando una gorra, unos jeans rotos, tennis y una camiseta negra y es que después de oír el acento "ñero" como coloquialmente se le diría ya ni podía creer que estaban viendo sus ojos.

-¡¿Y eso de dónde salió?! Que horror, e-esque ¡pareces un ñerito! ¡Dios, devuélveme a mi amigo! ¡Te lo ruego!

El castaño habló alzando un poco la voz y brazos en su desespero sobreactuando siendo algo infantil pero adorable a los ojos de Daniel quien batallaba para no dejar salir una gran carcajada por la graciosa escena.

-Aaay Mario, Gracias, esa era precisamente la idea.

Finalmente respondió el menor después de recuperar la compostura suspirando un par de veces mientras se ponía de pie y sacaba un par de billetes y los dejó en la mesa listo para emprender su travesía listo para irse.

-P-pero- que seas mafioso no significa que te tengas que ver así.

-Mario, estamos en Colombia, no en Italia.

Mario solo pudo hacer puchero cruzándose de brazos dándole la razón al contrario que sonrió de soslayo y antes de irse le dió un pico en la mejilla, una acción que no fue tan rápida de procesar para el castaño quién dió la vuelta sonrojado y algo sorprendido ya pudiendo ver caminar al menor lejos de él. Aún así, sin ser su intención original, Mario no pudo evitar concentrarse con una mueca de asco en sus pantalones un poco más abajo de la cadera, su aspecto desarreglado y espalda encorvada, detalles que a su parecer solo lo hacían ver menos atractivo y por lo mismo, de un muy bajo perfil ya callendo en cuenta finalmente que esa era su intención.

Finalmente al verlo ya lejos recordó lo que iba a hacer antes de distraerse por lo que inhaló con fuerza.

-¡Oye! ¡Cuídate!

El más bajo miró al castaño por encima del hombro y sonrió apenado solo para alzar su dedo pulgar sin decir más.

Pasaron un par de horas y Daniel ya había llegado a él lugar donde su jefe lo había citado encontrandose con Andrew quién le había indicado una tarea que debían realizar en menos de dos horas, acomodar al rededor de cien maletas llenas de dinero en un camión de carga.

-¿Te digo algo Víbora? Ya extrañaba verte sin el disfraz de hombre de negocios.

El mayor solo lo miró incrédulo asintiendo mientras ayudaba al menor a cargar un par de bolsas todas llenas de cientos de dólares y es que estaba muy concentrado en ese momento como para hablar de tonterías.

-¿Por qué tan serio ah? ¡Aay! Ya sé, porque el triple papito de la otra vez no está ¿verdad?

Aunque Valencia notaba las intenciones de su compañero pero decidió tomarse el comentario de forma ligera soltando una tenue risa gracias al apodo que a su parecer era ridículo.

-¿Cómo lo llamaste?

-Triple papito rico delicioso.

El menor sonrió juguetón mientras seguía haciendo su trabajo alegremente, como respuesta solo sonrió recordando el cuerpo de el anterior mencionado pensando en que si, definitivamente Mario era todo eso y más pero no iba a divulgarlo, esos pensamientos pecaminosos eran solo suyos.

-Bueno bueno, deje de tontear que entre más rápido mejor.

-Esta bien doctor, ya mismo le tengo todo el dolaruco en el camión.

Por Amor Y VenganzaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum