2

889 68 26
                                    

La junta directiva en Ecomoda estaba a unos minutos por empezar y el presidente de la empresa hablaba con su amigo sobre lo que vendría en su vida a continuación.

-No viejo, a usted le tocó mandarla fuera del país mientras se casa.

Espetó el castaño con odio hacia la mujer, suavizando su mensaje con un tono burlesco y semblante tranquilo.

-Ay hombre.

-Armando, si quiere a Europa o a África, pero esa mujer no puede estar para su boda.

Mario veía a su amigo con frialdad y este claro que lo notó pero solo se limitó a asentir y ceder ante esa mirada tan intimidante aunque no entendiera el porque de ese detalle.

-Bueno, entonces voy a ir organizando unas cosas con Betty, lo espero en la sala de juntas.

El presidente salió de esa oficina y la sonrisa del castaño se desvaneció tomando una de las pelotas antiestrés que antes utilizaba su amigo tirándola hacia la puerta donde inesperadamente golpeó ligeramente a Daniel quien estaba abriendo la puerta.

-¿Qué fue eso?

-Enojo.

Respondió simplemente para peinarse un cabello que le había caído en la frente mientras que el menor solo entraba restándole importancia gracias a que aún tenía unas dudas.

-Bueno, voy a ir al punto, cuando yo le revele esta información a la junta ¿usted que va a decir?

-Me voy a hacer el sorprendido, porque recuerde señor Valencia que Armando aún confía en mí y que como todo el resto de la junta, yo me acabo de enterar.

-Que miedo usted Calderón, en serio ¿qué le hizo ese hombre para que se volviera en su contra casi de la noche a la mañana?

-Ay Señor Valencia, siendole franco, ese es un tema que podríamos tocar más adelante pero ahora hay cosas más importantes que hacer.

Mario habló tomando el libro que destruiría a su amigo entregándoselo a su socio con una pequeña sonrisa, una sonrisa que solo reflejaba malicia. Solo con esa escena Daniel supo que no había sido cualquier pelea de colegas, realmente es como si Armando le hubiera quitado la alegría a ese castaño.

Un par de minutos pasaron y ya se encontraban todos los ejecutivos en la sala de juntas solo que era todo un caos, Beatriz había entregado el balance real y el plan de Mario había sido totalmente frustrado por esa mujer, ahora la revelación de Daniel tenía un gran peso pero no pudo evitar notar que realmente al azabache le importaba mucho más la frialdad de la mirada de su asistente y el hecho de que supiera de la carta de instrucciones hecha por el vicepresidente.

-Pero, yo quiero saber una cosa, Mario, ¿tú tuviste algo que ver en todo esto?

Preguntó Marcela después de haberse calmado, el anterior mencionado que mantenía la cabeza baja subió la mirada viendo como Armando le suplicaba con sus ojos aguados, luego volteó su mirada a Daniel, este por lo que Mario le había dicho sabía que era inocente, cuando en realidad le había hechado toda la culpa al presidente.
Segado por la ira y la venganza carraspeo empezando a negar lentamente con la cabeza.

-No Marce, encerio estoy atónito de todo esto, me siento...traicionado.

A diferencia de los gestos de comprensión de los más presentes las miradas que le brindaron el presidente y su asistente no tenían precio, era de indignación pura gracias a su actuación impecable, pero claro, no podían decir más, ellos en ese momento eran lo peor del mundo.

La junta siguió hasta que todos salieron de ahí con los ánimos por los suelos para seguir con su dolor en otro lugar, menos Armando que estaba lloriqueando desconsolado en su puesto.
Mario entró de nuevo a la sala y al verlo de ese modo no sintió la euforia que pensó que sentiría, si, se sentía más ligero y hasta feliz pero aún así había pensado que la venganza lo haría sentir aún mejor.

Por Amor Y VenganzaWhere stories live. Discover now