Capítulo 47: Encuentros sangrientos

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Pov, s Eiden.- Horas después (12:30 a.m.)


-¿Cuándo va a despertar? -me preocupé

-Eiden, ya para, llevas dos horas preguntando eso, Will dijo que estará bien, el corte no fue tan profundo -tranquilizó Liam

-¿Y por qué sangró tanto? -lo miré

-Porque abrió una vena, ella solo está dormida -siguió Vanessa

-Bien -suspiré- fue una buena idea escribirle mensaje a los padres de Kimberly, Natalie

-Era obvio, Eiden -sonrió Nat- solo escribí un mensaje diciendo que dormiría en nuestra casa y listo, todo cubierto

-Tu también deberías descansar, hermano -propuso Austin- estas golpeado

-Gracias por decir lo obvio, hermano -reí- pero te haré caso por esta vez, iré a dormir

-Descansa, Eiden -Natalie besó mi mejilla

-Gracias, Nat -la abracé


Me puse pie del sofá y empecé a subir las escaleras. Las horas habían pasado y Kimberly seguía desmayada, la habíamos traído a la casa de Alexander, Will había curado la herida de Kimberly, después la habían llevado a un cuarto en donde ahora estaba, llegué al segundo piso y me acerqué a la puerta de la habitación, abrí la puerta y entré al cuarto, cerré la puerta tras de mi.

Observé a la rubia que estaba dormida en la cama, llevaba puesta una bata rosa, Vanessa y Natalie la habían cambiado con una pijama de la pelinegra, su cuerpo estaba boca arriba, su cabello rubio era un desastre lleno de nudos y aún así se veía como la mujer más hermosa y perfecta del universo. Me acerqué lentamente hasta estar frente a ella, acaricié su mejilla con ternura, de pronto empezó a moverse un poco, luego abrió los ojos mostrando ese azul tan intenso del cual estaba tan enamorado, nuestros ojos se conectaron y entonces sonrió.


-Gracias por salvarme la vida, princesa -murmuré

-No iba a dejarte solo Eiden -contestó- no podría vivir sin ti

-Ni yo sin ti, princesa -admití

-¿Qué hora es?

-Las 12:30 a.m., no te preocupes por tus padres, Natalie le envío un mensaje desde tu celular avisando que te quedarías en nuestra casa -informé 

-Esa chica piensa en todo -rió- me siento cansada

-Descansa, princesa -besé su frente- nos veremos más tarde


Me giré hacia la puerta y empecé a caminar, de pronto sentí a Kimberly agarrarme del brazo, me giré hacia ella y vi que estaba sonrojada.


-¿Puedes quedarte conmigo? -preguntó

-No quiero lastimarte el brazo, princesa -excusé

-No lo harás, por favor -hizo ojitos- me debes la vida 

-Qué manipuladora me saliste -me carcajeé- pero está bien, dormiré contigo


Kimberly se movió hasta la orilla dejando el lado izquierdo de la cama libre, me acosté en ese espacio, nos tapé con la cobija, me giré hacia ella y está me estaba viendo fijamente, luego sin previo aviso colocó su brazo bueno sobre mi pecho y recargó su cabeza en mi hombro, su olor de fresa y tulipanes inundó mis fosas nasales.

Pecado adictivo☑️☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora