Capítulo 9

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abajo les diré 2 cosas. Por ahora: disfruten de este extenso y ... idk, capítulo. Dedicado a @todxs quienes esperaron. Tienen mi corazoncito, sabes. 



Capítulo 9

"High and dry"

Ausente en una conversación, serás el único que no pueda hablar, todo tu interior se cae a pedazos, sólo te sientas ahí deseando poder aún hacer el amor. / Radiohead.


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—¿Qué haces, Lou? —preguntó casi en un murmullo, Frank. Louis dejó de refregar la camisa blanca medio hippie que usaba Harry. —Puedo ayudar si...

—Oh, no Frankie. Ya me queda esta, solamente. —contestó Lou con una pequeña sonrisa. Sus ojos escanearon la figura del muchacho.

Desde el regreso de Frank, los días avanzaron sin mayores dificultades, el Refugio tuvo un renacer que les motivó a no decaer en la supervivencia y cuidado de quienes quedaban. Efectivamente existía un tema pendiente, pero aquello solo estaba en boca del capitán y su hijo. Nadie se atrevió a consultar por Harvey, ni tampoco ahondaron más en la desaparición de Amazona; Frankie lo notó en su segundo día de retorno.

—¿Tú, cómo estás? —Louis empujó mientras terminaba de estrujar la camisa. La desenredó para tomar uno de los ganchos y dejarla mirando al sol. —Estás muy callado. —agregó en tanto limpiaba sus manos sobre sus bombachos coloridos.

—Puede ser. —Frank admitió. —La verdad es que, tenía muchas ganas de conversar contigo, sabes.

—Oye... siempre puedes decirme lo que quieras. —ofreció, Lou. Desde la profunda sinceridad reconocía que ellos se debían una conversación. —Ven. —le tomó la mano.

—¿Qué haces?

—Vamos a ir a recostarnos en ese hermoso pasto verde de allí. —indicó mirando los prados preciosos que se situaban a poca distancia del sector. Estaban dentro del perímetro del Refugio.

Frank con una sonrisa aceptó la invitación. Llegaron hasta el terreno y se recostaron allí mirando el cielo precioso, notando las caricias del viento tropical y la luz del sol.

—Lou... yo —partió el muchacho.

—Desearía haber conversado de esto hace tiempo atrás. —irrumpió, Louis. Giró su cuerpo para quedar mirando hacia el hermoso perfil de Frank. —Quisiera de corazón, pedirte perdón. Ya sé que hemos tocado el tema, pero... no nos hemos detenido a pensar en todo este rollo. Zanzíbar no cuenta...

—Ya entendí, Lou. —Frankie respondió, ahora dando frente al rostro iluminado y bronceado del ojizafiro. —¿Sabes lo que es gracioso? —el otro negó. —Que yo lo entendí no porque se tratara de papá. Lo asenté por Harvey.

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