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Yiara Klinsmann luego de haber sido reclamada públicamente por el tonto protector novato de su pequeña, había quedado totalmente patidifusa debido a que el escarmiento de tal presentación había generado un conflicto interno en ambos, pero no por ello no se aceptarían como pareja, no podían rechazar tan "alago" de su alfa, pero sabía muy bien que Maxam había contribuido con todo ello, muy pocas veces en algo como esto se involucraban el yin-yang directamente y como la misma Yin era directa, pues no había una mejor forma que esto.

Realmente hace semanas que sabía del paradero de su mate, pero sabía que su trabajo era primero, mas nunca se imaginó los giros que este tuviera, claramente tendrían ese enfrentamiento de quien tendría el puesto, mas que nada para demostrar la valencia de sus conocimientos más profundos en combate como para su albina amiga, por lo que aquello no estaba del todo solucionado. Sin embargo, ese miércoles le fue imposible negarse a ser marcada por su guapo mate, posesivo y luchador, lástima o buenaventura que ella era peor que el, era una guerrera en toda la palabra. Aunque fácilmente se mostrase siempre despreocupada, también era demasiado estricta con lo que se refería su responsabilidad dentro, fuera y profundamente en la manada Ginonix en Forks. Aunque siempre se la viera coqueta en sus tiempos de juventud, una total enamoradiza pero con el viaje intensivo para el entrenamiento de guardiana legítima del Alfa Hembra, era necesario dejar todo y ser mejor para apoyarla, protegerla y servir fielmente ante los deseos de protección que esta deseara para la manada o todo Forks.

Actualmente se encontraba acariciando su cuello, donde encontraba los dos puntos de la mordida de su mate, junto a un pequeño camaleón-lobo entrelazando la marca, su pareja era tan especial como ella y toda la manada. Podría decirse que todos tenían conflictos como cualquier persona pero más demandantes, aun le faltaba conocer mucho a su Luca.

De: Mi tarado.

Hey, cariño. Espero estés teniendo un genial día, me harías el favor de traer algún botiquín, siento que la luna lo necesitará pronto.  〕

〔 OK!, iré con lo necesario. 〕

Ya estando enfrente de la casa A, no se tardó en pasar con mucho respeto al hogar de su Alfa, quien se encontraba comiendo helado mientras que a sus pies estaba Elay tirado, mirándola con una expresión típica de ojitos de cachorro tierno.

Ambos levantan la mirada ante su ingreso, la albina tan solo seguía comiendo pero el menor, no siguió el mismo ejemplo:

—Yiaaara dile que me invite, y... Y... ¡Que ya no sea rencorosa también!

Suplicó el pequeño omega, quien la miraba con esperanza de que se involucrara en lo que sea que estuviera ocurriendo allí, como para que esté se mostrará tan infantil.

—Ignorar que pasé, solo venía por un botiquín. En casa no tengo.

Pasó hasta una alacena cerca de su alfa, buscando lo dicho.

—Gabinete izquierdo inferior. Allí guarda el botiquin, nana Naiar. —pronunció su alfa tranquilamente, sin perder concentración en raspar lo último del helado de menta.

Elay se encontraba totalmente dolido, como si la tortura más dolorosa se le hubiera dado a observar. Además de quedarse con ganas de que su Leo le convidara de a cucharadas de aquel sabor favorito del cual compartían el dichoso gusto.

—Me duele, me dueles Yiara Klinsmann.

—Bla bla, bla... Eso es lo único que escucho. Ah! Ya lo encontré, gracias Alfa —dice en cuanto lo encuentra bien escondido, para luego dejar de agacharse y ponerse recta. Ya que minutos antes se había agachado y estirado para obtener la caja.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora