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Realmente observar como Leongina actuaba con ese... Ese joven que no me agradaba ni creo que algún día pudiera agradarme menos, Elay Skene era ese tipo de chico que era hermoso a simple vista pero también algo en su fachada te daba la sensación de tener algún problema o que te causaría problemas. No me agradaba no por su aspecto, si no por cómo nos habíamos conocido, aun recuerdo como había reclamado a Leona como suya y ya estaba toda enojada por ello. Mi leona, mi mejor amiga siempre había sido solo mía, mi mascota, mía. Pero cuando aún no sabía que la protagonista de mi historia favorita y mi mascota eran la misma, muchas cosas habían cambiado. Por ejemplo, había descubierto que me gustaba una mujer, eso explicaba mucho que no me diera mucha atracción los chicos de los sitios educativos al que iba. Otro detalle fue cuando me di cuenta que este mundo mágico por algún motivo siempre iba dirigido a ella y por consiguiente a mi, nunca pensé que dependieran también de mi, que yo fuera parte de este mundo. Aunque se sentía grandioso poder ser parte de algo fuera de la monotonía.

Sin embargo, había descubierto conocimientos que si no eras parte de este mundo, o al menos algo te conectara a este, nunca se enteraría una persona normal. Por ejemplo, las parejas de criaturas feroces similares a los lobos salvajes, también la marca de apareamiento, y los secretos que este tenía en pro-contra.

—Te aconsejaría que vayas a hablar con el Alfa Rock, este podría hacer que Harry hablase con Billy Black, padre de tu mate. Inmiscuirnos sería traer más caos de las que ya tengo encima. —decía Leongina.

—Nunca entendí porque la Reserva de Quileute y la manada Ginonix tenía la rivalidad esta, pero supongo que aunque sea... nuestra unión podría ser un bálsamo para tranquilizarlo, ¿que te parece Leo? —pregunta Elay pensativo, mientras iba comiendo la carne con puré.

Realmente este par era extraño, al principio creí que Leona no le volvería a hablar con tanto cariño por la amenaza antes dicha pero tal parece que aunque lo haya amenazado a muerte por algo(que realmente me parece una ridiculez), se traten como par de conocidos amistosos, sin duda, no los entendía.

«No eres la única, mi luna» correspondió Maxam, repercutiendo aquella voz ronca y rasgada de hombre fuerte en su mente, casi barbarica o vikinga.

—Uno de los Black creía que era su impronta, pero su ceguera por poder le hacía creer eso. Yo nunca lo vi como alguien digno de nuestra manada. Por lo que los Black siempre han sido una manada aparte. —contesta tras aquella duda. —Además, el tema de los Clearwater es un juicio que pronto tendré que arreglar.

Bella levantó la mirada, y luego tras una búsqueda en su memoria, pudo recordar a la morena nativa que había sido una víctima en su propia tribu y familia.

—¿Cómo procederas ante ello? —pregunta curiosa, sin entender ni saber los procedimientos realmente.

—Cuando seas presentada como Luna podrás asistir oficialmente, lo cual podría ser antes del jueves... Pues deberás estar a mi lado del juicio, los del consejo al lado derecho, la víctima va en el medio del juicio, mientras que los representantes de la tribu frente nuestro al lado derecho. El culpable al lado izquierdo. —explica con cierto desden, aunque luego una leve sonrisa se le dibuja en cuanto la mira nuevamente. —Te mantendrás calmada y atenta, entre los debates que se harán digamos que hay veces que Maxam se propone a crear caos, por ende  necesitaré que lo domes por mi. En cambio yo tendre un gran impulso de exterminar a los culpables por lo que habrá que pensar en cómo hacerle. —pensó esta vez más pensativa que despreocupada. Era cierto que no le agradaba lo que habían hecho con Leah.

—Además, deberás de dar tu bendición para que la tribu Quileute sea incapaz de involucrarse con la vida de la nativa y el Alfa Rock, así que... Se convertirá algo tediosa la sesión de juicio. —comenta Elay cómo si fuera una vieja chismosa.

Atrayendo la mirada de ambas mujeres, Bella con intriga pero la albina con una diversión en la mirada.

—¿Qué? Prácticamente el Alfa Rock es como un tutor para mi, así que, todo lo que le incumba debo saberlo, además de ser su beta en esta oportunidad de este viaje. —admite algo avergonzado, evitando la mirada.

—Entonces debo ser la calma en medio de tus arranques de justicias. Suena complicado... ¿Realmente crees que podré con ello, Leona? —pregunta algo intimidada ante la situación, nunca había sido muy importante como para algo así.

—Has podido interferir entre la conversación de Harry contra mis palabras, buscando respeto hacia la señorita Leah, así que... No tengo ni dudas ni lagunas en que no puedas sobrellevarlo. Eres muy ingeniosa cuando te lo propones. —expresa sincera Leongina.

Elay miraba el intercambio de palabras, la comunicación y la seguridad y por un momento se vio reflejo en Bella para cuando era más pequeño e ingenuo. Sin duda, su soulmate tenía un carisma para tratar a sus personas favoritas de una manera en las que no se les subiera el ego a la cabeza.

—Bueno, ya, mucha charla amorosa. Quiero ahora consejos para mi, Leo. —expresa rompiendo ese ambiente con celos expresandose en su frente.

—¿Ah? Te aclaro que nunca he tenido relaciones con un hombre que ame, así que, no puedo con ello. —expresa sin pudor alguno.

—¿Alguna vez estuviste con un hombre, Leona? —pregunta frunciendo el ceño, Bella.

—Si. Pero no hubo ni besos ni nada sentimental. Así como los chicos humanos con los que estuviste, nunca sentí ese afán por ser la mujer de un hombre. —expresa sincera, aunque se viera inexpresible por dentro estaba con temor a que sus pensamientos y formas sinceras de ser, la Luna se alejara de ella.

Bella lo sintió y apesar que no le gustó la respuesta, agarró la mano de su albina e hizo presión en ella.

—No me gusta, pero respeto tu pasado. Ahora soy tu presente y futuro. —admite algo a regañadientes ante la molestia de celos en su pecho.—¿Con quién, se puede saber?

Y fue allí cuando Elay sintió el escalofrío del terror en ser descubierto ante su Luna. Tal vez, no moriría hoy allí.

Isabella Swan, Mi LunaWhere stories live. Discover now