4. Homophobia.

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Hi~ Se sube capítulo en horario extraño porque no estoy segura de poderlo hacer más tarde y no estoy dispuesta a ceder en esta bendita dínamica, me da risa, porque vamos en el día cuatro y siento que ya me quede corta para hablar los temas. Hay una pequeña notita abajo como siempre cuando los capítulos se enfocan con ciertos sintomas, ya me conocen, pero eso es todo, espero que les guste.

 Hay una pequeña notita abajo como siempre cuando los capítulos se enfocan con ciertos sintomas, ya me conocen, pero eso es todo, espero que les guste

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—Te gusta el fotógrafo.

Ash eleva su vista, desviando su atención del periódico, estaba leyendo el último artículo de Max en el New York Times (pura basura comercial, en su humilde opinión debería dedicarse a ser columnista en el Greenwich Tribune y renunciar a ser reportero) cuando esas palabras remecieron su tranquila mañana igual que una marejada, la ola le explotó sobre la cara sin previo aviso, es un asalto violento y duro que lo tomó desprevenido. Dobla el diario con suma tranquilidad, la reminiscencia a cafeína cosquillea debajo de su nariz, sus labios aún tienen restos de crema y el local está vacío, deja encima de la mesa sus preciadas noticias y solo entonces, luego de dejar más que clara la indignación muda, le dedica una larga mirada a Shorter.

—Estás enamorado del fotógrafo. —Repite con una sonrisa de mierda—. No lo niegues.

—No estoy enamorado de Eiji. —Y claro que lo hace, Ash Lynx es el orgullo personificado.

—Quieres comértelo a besitos, lo sé.

—No, Shorter. —Refuta—. No quiero eso, soy un adulto.

—Bien. —El moreno sonríe—. Entonces quieres cogértelo. —Consiguiendo que un rubor explote en las pálidas mejillas del escritor, expandiéndose con furia hasta salpicar sus orejas, su cuello, su nariz y cada retazo de piel visible. Bingo, piensa con orgullo, ha dado en el clavo.

—¡Apenas conozco al chico! —Shorter tararea detrás de la repisa, ha alzado una serie de pastelillos brillantes y asquerosamente dulces del otro lado de la vitrina, cuando dijo que pretendía dedicarse a la repostería jamás se imaginó que sería un cursi con los detalles, magdalenas brillantes y muffins rebosantes de azúcar, ¿quién lo diría? Por eso sus hijos lo aman.

—Pero buscas cualquier excusa para estar con él. —Okey, esa verdad es circunstancial, no cualquier excusa, solo lo llama cuando tiene ganas de verlo (lo que es prácticamente a diario, detalles)—. Y cuando hablas de él te salen corazones en los ojos. Amigo, estás enamorado.

—¡No es cierto! —Chilla, golpeando la mesa con ambas palmas, levantándose de la butaca colérico, con la respiración subiendo y bajando erráticamente contra su pecho, taladrando su corazón con un dulce veneno, expandiéndose por doquier, lo ahoga—. Pero es que Eiji es tan bonito.

—Ajá.

—Es verdad.

—¿Por qué es tan bonito? —Shorter le extiende una trampa—. Necesito un ejemplo para entenderlo bien. —Y claro que Aslan cae en ella, se encuentra embriagado por una creciente expectación acerca del fotógrafo.

Send me roses  [Angstruary]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora