10. Traitor.

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Hi~ Me atrase un día más de lo que quería, pero solo quiere decir que tendrán spam varios días seguidos, lo que es bueno, porque estos capítulos funcionan mejor más pegados. El de hoy es más que nada Aslan procesando la situación, quiero recordarles que todas las personas entramos en crisis y en las crisis, ahogado por las emociones es dificil pensar y decir las cosas con claridad, es humano, no, no justifica dañar a nadie, solo quiero decir que es entendible que pase, para recordarles que los personajes no están excentos de eso. Muchas gracias a quienes se toman el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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 «Hanahaki».

Una palabra.

Una simple palabra que acabó con su vida.

Aslan no sabe cuánto tiempo lleva en el hospital, hundiendo sus temblorosos nudillos contra su ceño como si pudiese meter sus dedos en su cerebro y comenzar a ordenar sus pensamientos, sus piernas se encuentran entumecidas en el asiento de plástico, el matiz es un naranja chillón francamente de mal gusto, uno de los colores favoritos de Jade y una aberración para Dawn, ¿a Eiji?, ¿le atraerían a Eiji esta clase de colores o le agradarían los tonos más suaves y gráciles? No saberlo le escalda entre las tripas con un malestar indescriptible, intenta respirar, sin embargo, el aire le arde contra las fosas nasales como si hubiese sido reemplazado por carboncillo o estuviese contaminado.

Hay muchas preguntas flotando en su mente en este instante: ¿Qué? ¿Para qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? Hay muchas preguntas que es incapaz de formular porque las respuestas verdaderas le aterran, Ash enfoca su mirada en un riachuelo de cafeína que se ha formado frente a la sala de espera, la máquina se rompió y ese ha sido el resultado, un camino empalagoso de azúcar barata rodeando sus converse rojas, él se encoge dentro de su abrigo, hunde sus dedos cerca de sus codos, viste esa bufanda verde que creyó simbolizaba una promesa pero al parecer no era nada.

Eiji se está muriendo.

Eiji se va a morir.

Eiji es una rosa.

Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas. Rosas.

Suspira.

—¿Estás bien? —No, absolutamente no.

—Lo estoy. —Yut-Lung le ofrece un vaso de papel de esa misma mugrienta máquina averiada antes de sentarse a su lado, el anaranjado chilla ante el peso extra, las vigas crujen alrededor, no, son sus huesos dilatándose y volviéndose a comprimir mientras el cuarto se llena de sonido blanco, es todo y nada en un momento que ya pasó—. Hanahaki. —Musita.

—Hanahaki. —Repite con una sonrisa irónica.

Su mirada se clava en el reflejo que entorna el amarillento café, sus labios se encuentran resecos, la cabeza le martillea como si hubiese un taladro desde dentro y el corazón le pesa. Debió ser divertido para Eiji esconderle esto, ¿verdad? Jugar con Aslan a pesar de estar enamorado de otra persona por verle la cara de menso encandilado, debió ser divertido esconder aquel secreto en busca y busca de una especie de autocompasión, clavando sus espinas para tomar su vitalidad, chupando y chupando igual que un parásito, da igual mientras pueda ser amado, debió ser divertido utilizarlo de reemplazo al estar completamente cegado por sus ojitos de ciervo mentiroso, vaya, debe darle puntos por buen actor, ¡bravo! De verdad creyó que le importaba, que existía algo como una pizca de cariño genuino hacia sus hijos, qué tonto debió verse, ja, Amelia tenía razón.

Send me roses  [Angstruary]Where stories live. Discover now