6. Break up.

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Hi~ Finalmente estamos al día con esto de poner el fic día por medio, me doy por satisfecha en la vida a estas alturas, qué bien. Muchas gracias a las personitas que mantienen con vida este perfil y me dan cuerda con las dinamicas, de todo corazoncito, espero que este capítulo les guste, ya vamos más a fondo con los temas importantes por así decirlo. Y tengo que dedicarselo a mi bella lulu2020000 por siempre andando animando y apoyando en cada proyectico que saco, es de mis capítulos favoritos, ojala te agrade.

—¡Más fuerte! —Jade gimotea, pateando el suelo, tensando su agarre alrededor de la pelota de béisbol, esbozando un puchero que debería intimidarlo o incitarlo a tomar la situación más en serio pero le roba una sonrisa descarada—

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—¡Más fuerte! —Jade gimotea, pateando el suelo, tensando su agarre alrededor de la pelota de béisbol, esbozando un puchero que debería intimidarlo o incitarlo a tomar la situación más en serio pero le roba una sonrisa descarada—. ¡Ei-chan! Te estás conteniendo. —Vuelve a quejarse, es igual de quejoso que su padre, cree y le divierte ese travieso pensamiento—. Hazlo más fuerte.

—Lo estoy intentando de verdad. —Se defiende, tomando la pelota que rodó hasta sus pies—. Tú eres demasiado bueno.

—Sé que lo soy, pero inténtalo con más ganas. —Bueno, al menos el hijo de Aslan crecerá con un carácter fuerte y una autoestima alta.

—Acá vamos.

Eiji retrocede con un toque de dramatismo, alza su brazo hacia atrás muy pero muy lento antes de lanzarle la pelota a Jade, quien logra atraparla con un roñoso guante de béisbol que Griffin le regaló, fue el primero que recibió Aslan en su infancia, por eso lo atesora con semejante devoción, sus ojos verdes e infantiles relumbran con satisfacción ante su proeza, alza la bola con el pecho más inflado que los pichones a su alrededor, su respiración sube y baja erráticamente, su centelleante cabellera dorada se ha convertido en un desastre sudoroso y terroso, llevan horas jugando en el parque.

—¡Wow! ¡Tu atrapada fue asombrosa! —Jade se mira complacido por la alabanza, tiene las mejillas rojas y brillantes, es una imagen reconfortante que lo hace profesarse en casa—. ¿Qué sigue?

—Me toca lanzar, a ti golpear. —Más que una petición parece una orden, aunque claro, Eiji satisface sus caprichos más que encantado, es terrible disimulando la debilidad de su corazón ante este niño, de hecho, no lo disimula en absoluto—. ¿Listo? —El japonés toma el bate que se encuentra apoyado contra un árbol, la adrenalina le escalda entre las venas, los músculos le pesan y el corazón le palpita con mucha fuerza, hace mucho no se ejercitaba, desde sus días de pértiga.

—Listo.

—Así no se hace. —Jade se queja (de nuevo, es un quejoso igual que su papá).

—¿Eh?

—Estás tomando mal el bate. —Suspira—. Deja que te enseñe.

Eiji no pone resistencia a los deseos del infante, al contrario, se agacha en el parque, las luces rojizas anuncian el apogeo de la tarde, quemando las hojas de los árboles hasta convertirlas en una fantasía iridiscente otoñal, el pasto se mece en un mosaico moteado que refleja las sombras irregulares, son los únicos además de otra familia usando los juegos de plástico al otro extremo, sonríe, no consigue frenar el pensamiento de lo bella que sería una fotografía, con el turquesa naciente creando efecto casi mágico en esas pupilas jades y líquidas, con centenares de pétalos bamboleándose igual que un cántico de luciérnagas huérfanas, seguramente es el único idiota que no la toma, Sing o Ibe lo harían.

Send me roses  [Angstruary]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant