13. Drugs.

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Hi~ Como les comenté hace algunos capítulos, esto se puede decir que es el cierre de Aslan hasta que vuelve a tomarse el epilogo para dar el verdadero cierre ya a todos los temas, pero no sé, esta clase de capítulos a pesar del transfondo medio tragico me resultaron muy dulces de escribir, pareco disco rayado, solo que realmente me hizo feliz esta dinamica, así que gracias por darme cuerda y hacerla posible.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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—Oh, genial. —Baja el arma con lentitud, la tensión del disparo se disipa de sus hombros apenas se encuentra con esos grandes ojos cafés.

—¿Te desperté? —Aunque llegaron a Cape Cod anoche cree que lleva estancado aquí una eternidad, necesitaba relajarse o disociarse a estas alturas, cualquier cosa era mejor que rumiar en su cabeza—. ¿Hice mucho ruido? —Nunca le deja de asombrar la naturalidad con la que se le acerca, impresiona tan contra instintiva a su dulzura o tal vez, esos son pensamientos destinados a disimular su intenso enamoramiento.

—No. —Eiji llega hasta su lado, contemplando con asombro el arma—. Me desperté hace poco. —Sus pupilas se iluminan con un fulgor que lo deja agonizante en este amor, lo destroza, lo sofoca, lo mata y lo revive, es todo, piensa—. ¿Esa pistola es de verdad?

Y por supuesto, Eiji se las arregla para descolocarlo un poco más, no debería esforzarse en predecir al chico cuyo corazoncito ha estado tan pero tan vulnerable que ni siquiera sabe a quién se lo regaló, esa simple fachada inocentona y despistada del inicio no es más que una carcasa infinitamente frágil y compleja. Aslan piensa en las rosas, flores extraordinariamente magnánimas y elegantes, la causa de que perezca su romance y no cree que le queden, sino los girasoles, Eiji es más un girasol, no por su obvia belleza, sino por la belleza que hay para descubrir si se usan los ojos correctos, igual que la fotografía que lo caracteriza, es una belleza que no cualquiera logra apreciar, es una belleza un poco ciega, es una belleza increíblemente sublime que lo ha dejado boquiabierto y deslumbrado.

—¿A qué te refieres? —Finalmente logra balbucear, reafirmándolo, Eiji es tal como las fotografías que toma y eso es impresionante.

—Las pistolas reales están prohibidas en Japón. —Tantea, bajando el mentón con timidez, tratando de disimular la vergüenza que explota en sus orejas lo que es imposible, a estas alturas es un versado en el arte de apreciar el arte, eso lo hace reír nervioso, porque sus ojos realmente resplandecen tras colisionar contra los suyos, como si fuesen dos estrellas a la espera de hallarse para generar todo un desastre, una especie de Big Bang o un agujero negro, aún no sabe—. ¿Puedo sostenerla?

Oh.

Ash nunca ha permitido que nadie sostenga su revólver, si bien, jamás se ha visto con necesidad de usarlo contra alguien aprendió a defenderse apenas supo del embarazo por si acaso, era una especie de seguro para garantizar la protección de Jade y Dawn, no le encanta ceder el control, no ha tenido una experiencia muy fuerte donde lo pierda pero Dios sabe que hubo quien trató de someterlo, eso lo hizo hiperalerta y suspicaz. Un lince y un conejo no pueden ser amigos, son de mundos diferentes, piensa en las frases con las que inicia su novela. Eiji por muy lastimado que esté sigue andando con su corazón desnudo y sangrante en la manga, quizás el Hanahaki no vomita rosas si no girasoles que se han mojado con tanta sangre que parecen rosas.

Send me roses  [Angstruary]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora