Capítulo 14. Hunter Zolomon

183 10 0
                                    

No sé cuanto tiempo ha pasado. Siento que fueron horas. Tal vez fueron solo unos minutos. Estaba en un lugar oscuro, lleno de telarañas y, por la corriente de aire helado que sentía, apostaría a que estábamos en algún lugar alto. Desde que desperté supe que no estaba Zoom ahí, pero tampoco estaba sola.

Escuché unos golpes provenientes de un costado mío. Había un hombre con una máscara de hierro encerrado en una especie de jaula pero era cristal. El hombre estaba  tocando el cristal, como si tratara de pedirme ayuda o de decirme algo.

Yo no estaba en una de esas prisiones de cristal, estaba atada con unas cadenas en las manos a un catre con un colchón encima. Seguro no se había molestado en ponerme meta-esposas porque sabía que me daba miedo perder el control de Frost. Había un poco de comida pero no quise siquiera tocarla. 

De pronto sentí que una ráfaga de viento me movía el cabello

-Zoom- Murmuré

-Tienes que comer, Caitlin- Me dijo Zoom al acercarse a mi.

-Si quieres hablar conmigo quítate esa máscara- Le dije sin voltear a verlo.

-No creo que sea necesario. Si eres tan inteligente como dicen, podrás adivinar mi identidad sin la necesidad de que me quite el traje, Diana.

Diana. En cuanto escuché ese nombre sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo. 

En la universidad conocí a un chico tierno, extrovertido, inteligente y atractivo. Ese mismo chico se convirtió en mi mejor amigo. Ambos estábamos enamorados, él me confesó sus sentimientos y me alegré de que sintiera lo mismo que yo. Nuestra relación fue larga, más de un año y medio. Terminamos cuando se le presentó una oportunidad increíble, pero eso significaba que nos tendríamos que separar por lo menos tres años. 

Yo no creía en las relaciones a larga distancia.

-Hunter Zolomon- Murmuré.

En cuanto dije eso se quitó la máscara, me encontré con esos ojos castaños claros, su cabello liso y rubio y una sonrisa altanera. En ese momento me inundaron los recuerdos:

Estábamos acostados en el césped de el campus, era invierno, por lo que estábamos uno al lado del otro. Yo miraba el cielo y el me estaba mirando a mi, trataba de disimular lo nerviosa que me ponía. Entonces empezó a nevar. Me encantaba la nieve. Al ver los copos que llenaban de color blanco todo a nuestro alrededor, me incorporé y me quedé sentada en el césped con una sonrisa. Hunter me imitó y me miró con una sonrisa.

-Es hermoso- Murmuré

Volteé a mirarlo y me perdí en el color miel de sus ojos. Él estaba contemplando todo lo ajeno a nosotros. Miré su mano apoyada a unos centímetros de la mía, y por un impulso puse mi mano sobre la suya, lo que hizo que volteara verme. Puse mi mano detrás de su cabeza acercándolo hacia mi. Estábamos a unos cuantos centímetros cuando la maldita campana sonó. Él tenía hora libre pero yo tenía clases, pensé que me hubiera encantado quedarme a ver que sucedía.

Me mordí el labio y me alejé de él. Él se levantó y luego me ofreció su mano para ponerme de pie. Tomé mi mochila, y me di media vuelta, sin avanzar aún.

- Diana 

Sonreí al escuchar mi segundo nombre.

-¿Sí?- Me volteé

En cuanto me di la vuelta, sin dudarlo ni pensarlo, me tomó de las mejillas y me acercó a él para unirnos en un beso. Me separé de él, desconcertada.

-Hunter, yo...

Pero recordé lo mucho que había esperado ese momento, y no me importó y lo besé nuevamente. Sentí sus manos en mi cintura mientras le acariciaba el cuello. No podía haber nada más perfecto. Él y yo, en la nieve, fundiéndonos en el beso más tierno y a la vez apasionado posible. Podría haberme quedado ahí durante horas, pidiéndole que me besara, pero se me iba a hacer tarde.

Él fue quien se apartó

-Tenía que hacerlo- Sonrió y me puso un mechón de pelo tras mi oreja.

Sabía que no podría articular ni una palabra, así que solo asentí con una sonrisa

-Te esperaré aquí- Dijo con una voz profunda que me tomó desprevenida.

-Claro

Le di un beso casto en la mejilla y me dirigí a clase. A pesar de haber corrido por los pasillos del campus llegué quince minutos tarde a mi clase y me gané un sermón sobre la puntualidad y tarea extra pero no me importaba. Por fin había logrado lo que tanto había anhelado...

-Bien hecho, doctora Snow- Habló Hunter. Y me sacó de mis pensamientos

-No... tu no eres... tu no eres Hunter- Dije algo desconcertada- Eres su doppelganger.

-De hecho, Diana- Dijo poniéndose en cuclillas para llegar a la altura de mi rostro- En pocas palabras: la noche de la explosión de el acelerador de partículas, volví a Central City, por ti. La explosión me dio estos poderes, pero quería ser más rápido, por lo que cree la Velocidad 7 para ser más rápido, pero empezó a quitarme mi velocidad en lugar de aumentarla. Vine a Tierra 2 para quitarle la velocidad al Flash de esta tierra, pero no fue suficiente por la que necesito la de Barry. Antes de llegar a Central City me encargué de Tierra 2, de hacerles creer que yo también era de ahí.

Lo único que me estaba diciendo era que era un maldito mentiroso. No entendía como podía ser tan... Me resultaba frustrante

-¿Por qué nos haces esto?- Murmuré

-¿Hacerles que? 

-¡Esto! No te hemos hecha absolutamente nada y tu de la nada llegas y nos amenazas.

-Diana...

-¡No me llames así!- Le interrumpí

-¿O si no qué? ¿Te convertirás en Killer Frost y me matarás como mataste al pobre hombre de la silla de ruedas?- Dijo refiriéndose al doctor Wells. 

-¡Él lo merecía!- Sentía que Frost trataba de salir, pero no podía dejarla. Estaba provocándome para que lo hiciera. Suspiré para tranquilizarme.- ¿Si quieres la velocidad de Barry, por qué me quieres a mi aquí?

-Los he estado observado de cerca, antes de que supieran de mi yo ya sabía todo de ustedes. Sé que Barry te tiene aprecio así que la peor forma de dolor es ver a alguien que te importa sufriendo.

-¿Así que si Barry se rehúsa a darte su velocidad me matarás?- Dije sarcástica.

- Yo jamás te haría eso Diana- Dijo, serio

-Si, claro- Bufé

-Caitlin- Me puso una mano en la mejilla, si hubiera podido, lo habría apartado- Puede que nuestra relación no fuese lo que queríamos, pero yo nunca dejé de amarte. Hacerte daño a ti sería hacerme daño a mi.

No sabía que creer. Puede que fuera cierto, yo había terminado la relación y él respetó mi decisión, pero sabía que era muy buen actor y podía mentir con facilidad.

Pero yo también sabía jugar. 




El otro lado de Caity Snow    [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora