¿Mi mate? ¿Alpha? [Terminado/Sin Editar]

26

[Ethan]

—¡Este es el segundo ataqué! Y lo peor, ¡Fue en una fiesta!— golpeó el escritorio con mi puño.

—Pero como era se esperarse, los guardias y unos seres con cargo alto pudieron contra ellos— dice Aaron al recordar lo que pasó.

—Esta vez fueron el doble de Rogers y Vampiros— Agrega Brad.

—Tengo un presentimiento, nada bueno— les confieso a mi Beta y Delta.

—¿Cuál?— preguntan ambos.

Me paso mis manos por mi cabello, con mucho estrés y frustración.

—Espero que no, pero, a lo mejor esto que está pasando es algo relacionado con lo de la Reencarnación de la Diosa Luna— les confieso.

—Crees que alguien quiera impedir eso—me afirma Aaron.

—Exacto— respiró profundamente.

—Entonces hay que estar atentos con otro tercer ataque, porque si es así, pueden que vuelvan aparecer— asiento ante las palabras de Aaron.

—Hay que alerta a las manadas vecinas, sobre lo que está pasando.— nos dice Brad, con preocupación.

—Hoy mismo mandare un correo a las conocidas—

—¿Crees que sea necesario decirles a los Grandes?— la pregunta de Aaron me hace negar.

—Todavía no, hay que esperar el tercer ataque— les señaló.

—Esta bien, por ahora, hay que agradecer que nada malo paso—

Trago saliva al recordar la angustia que sentí esa noche, al no encontrar a mi Luna. Cómo un loco desquiciado, la buscaba por todas partes sin éxito, eso hizo que un Demon furioso, asesinara casi todo aquel a su paso, al estorbar, queriendo encontrar a su Luna. Cada Rogers o Vampiro que se le cruzará, lo mataba sin piedad.

Su único objetivo era Samantha.

Hasta que no me transforme y rastriee su olor, encontrandola en el jardín, escondida.

Haciendo que pudiera respirar de nuevo. Al ver ahí, parada creyendo que algo le había pasado, sentí volver a estar tranquilo.

Estaba a salvo. Sin perder el tiempo, nos fuimos de ahí, dejando los cadáveres, después la guardia de lobos se deshacían de ellos.

Al llegar a mi manada, al volver a mi forma Humana. Abrace a mi mate, como si mi mundo se fuera a caer.

Ese miedo que pase, fue de lo peor.

Miedo al pensar que  perdería a mi Luna, luego, después de tanto tiempo en encontrarla.  No lo iba a permitir. Primero mato a todo aquel que se le ocurra tan siquiera querer hacerle algo.

Al final de la noche dejamos a nuestros mates en su respectivos hogares. Asegurando que nada malo les pasará, nos quedamos cuidando sus casa en la noche como guardianes.

Por esa razón estamos en una pequeña reunión. Sobre lo que pasó.

Rodrigo al día siguiente me visitó, con su mujer. Disculpándose por lo ocurrido, lo cual es absurdo, el no tiene la culpa de nada, lo que pasó fue inevitable. Y por supuesto estaba furioso, porque le arruinaron la fiesta a su Luna. De todas maneras, él también tratará de investigar más sobre este asunto.

—Eso es todo, por favor, vayan a dar un vistazo a la manada, para que así después puedan ir con sus mates— ordeno.

—Bien Ethan, nos vemos después—