Capítulo 5

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‒ ¿Regina?

‒ ¿Y? ¿Vas a responderme?

‒ ¿De dónde sacas eso?

‒ Hope. Me ha preguntado por qué no venía a vivir con vosotras. Algo normal, porque al parecer, según ella, somos novias

Emma se tensó antes de dejar escapar un risa, entre divertida y nerviosa

‒ Hope, a veces, delira

– Sin embargo, no es la primera vez que me habla de ello. Parece que esa idea la tiene bien anclada desde hace tiempo

‒ Oh...

‒ E incluso parece ser que no solo tú eres conocedora, sino que encima no estarías en contra

‒ ¿Qué? No, pero...¡Jamás he dicho eso!

‒ Hope parece haber comprendido lo contrario

‒ Tiene cuatro años Regina, es una pequeña que cree que los unicornios existen y a quien le gustaría tener el pelo como el arcoíris. Le das demasiado importancia a sus divagaciones infantiles

Regina le sonrió

‒ ¿Y tú? ¿Tú les prestas atención?

Emma suspiró

‒ Sencillamente creo que necesita atención. Debe echar de menos a su padre y manifiesta esa falta con ese tipo de petición. Eres la persona más cercana a su círculo familiar...Liga muy rápido los puntos

‒ Hm...¿No has intentado contactar con Hook?

‒ Si supiera dónde encontrarlo, quizás lo hiciera. Pero es él quien me envía cartas, fotos, e incluso regalos para Hope. Solo por los sellos de los paquetes sé dónde está en cada momento.

‒ ...

‒ Escucha...Siento por...Lo que haya podido decir Hope. Creo que ella te quiere un montón y no hace ninguna diferencia entre la amistad y el amor, tal como nosotros sí lo hacemos. Para ella, nos llevamos bien, reímos, comemos juntas, eso le basta para montarse sus películas

‒ ¿Como el hecho de que somos enamoradas, eh?

‒ Sí, yo...Hablaré con ella, pondré todo esto en claro con ella. Sin embargo, le he dicho que Elsa es tu enamorada, pero...En fin, ya ves, es Hope. Es algo testaruda.

‒ Tal madre, tal hija‒ sonrió Regina antes de mirar su reloj ‒ Tengo que irme

‒ Vale, gracias por haber venido, ha estado bien

Pero antes de que Regina dejara la casa, se giró hacia Emma

‒ Deberías hablar muy en serio con Hope

‒ ¿Sobre?

‒ Del hecho de que está empeñada en que venga a vivir aquí, y de que somos enamoradas‒ dijo haciendo comillas con sus dedos en la última palabra

‒ Sí, evidentemente, por supuesto, lo haré, prometido

‒ Bien‒ sonrió Regina ‒ Buenas noches, Emma

‒ Buenas noches...‒ Emma le dio un rápido abrazo antes de que la bella morena subiera a su coche.

Una vez sola, Emma dejó escapar un largo suspiro, que parecía haber contenido desde la llegada de Regina. Subió despacio a la habitación de su hija y le subió el edredón hasta los fríos hombros. Sobre su mesilla de noche, una lamparita en forma de unicornio, un libro de cuentos y una foto con un marco de arcoíris y estrellas. Le gustaba cambiar la foto del interior, según sus deseos, sus momentos también. Y cuando Emma posó su mirada en ella, vio una foto en la que aparecían su hija, ella misma y Regina, tomada el verano pasado, durante la barbacoa anual. Sonrió y tomó la foto en su mano. Acarició el contorno antes de dejarla en su sitio y agarrar entre sus dedos un mechón de cabello de su hija.

¿Y después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora