Capítulo 11

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REGINA

El grito de Snow resonó en todo el salón. Todos se sobresaltaron y Regina y Emma se separaron, con la sonrisa en los labios.

‒ Pero, ¿qué se te ha pasado por la cabeza?

‒ Yo...

‒ ¿Puedo saber qué ocurre aquí?

Ellas se giraron hacia la joven.

‒ Snow, escucha, nosotras...

‒ ¿Qué está pasando aquí?‒ ella miró a su alrededor. Nadie parecía estar sorprendido con aquel beso ‒ ¿David?

‒ Snow...

‒ Espera...Vosotras...Vosotras dos, vosotras...‒ Snow se giró hacia su hija ‒ ¿Es...Es ella? La mujer a la que estás viendo...¿Es Regina?

Su voz pareció ahogarse en su garganta y David notó la tensión aumentar en un segundo. Posó sus manos sobre los hombros de su mujer.

‒ Calma, Snow

Ella se deshizo del agarre y se giró hacia él

‒ ¿Por qué pareces tan calmado?

‒ ...

‒ ¿Tú lo sabías?‒ ella se giró hacia todo el mundo ‒ ¿Todos lo sabíais?‒ se giró de nuevo hacia Emma y Regina ‒ ¿Cómo puedes...Cómo has podido...?

‒ Mamá...

‒ No hablo contigo‒ gruñó Snow mirando fijamente a Regina ‒ ¿Cómo has podido hacer esto?

Regina se volvió a encontrar paralizada, muda.

‒ ¿Por qué la coges con ella? En estos estamos las dos. Y quieras o no, estamos juntas como pareja

‒ ¡Stop!‒ gritó ‒ ¡Vosotras...Regina, tú no puedes hacer esto! En fin, ¡es mi hija!

‒ ¿Y?‒escupió Emma ‒ Ciertamente no ha abusado de mí. Nos...Nos amamos

‒ ¡Es completamente de locos! Pero, bueno, es...Es Regina

‒ ¿Y? Lo dices como si fuera un crimen. Ella no ha hecho nada malo

‒ ...

‒ ¿A dónde ha ido tu discurso de "da igual quién sea, si tú eres feliz", eh?

‒ Evidentemente, pero...No pensaba que fuera...

‒ ¿Con Regina?‒ Emma tomó la mano de Regina ‒ Pues bien, tranquilízate, así es. Estoy, no...Estamos felices

‒ ...

‒ Snow, sé que es complicado...‒ intentó explicar Regina ‒ Pero no he hecho nada malo. Es más, hemos hablado mucho y dudado antes de...

‒ ¿...Antes de qué? ¿De salir juntas? Dios mío, ¿de verdad estamos hablando de esto?

‒ Snow, cálmate‒ dijo Henry

‒ Henry, ¿cómo puedes...Cómo puedes aceptar esto?

‒ Son mis madres, las dos. Para mí nada hay más natural. No veo ningún problema en ello, porque no hay ninguno.

‒ ¿Ah no? Regina es mi madrastra, Emma mi hija...

‒ Por matrimonio. Y además todos sabemos que aquí el tiempo es relativo.

‒ Pero en fin...‒se giró hacia Regina ‒ ¿No puedes impedirlo, eh? ¿Primero, mi padre, después mi hija? En serio, tenías a decenas de mujeres en decenas de reinos, ¿y has tenido que tomar a mi hija? ¿Elsa no era la rubia correcta?

¿Y después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora