Sexto sol

39 6 0
                                    

Barranquilla, Colombia. Lunes 6 de diciembre de 2021

Para a mí misma,

Hola, mamá. Siempre te he querido decir esto: eres la mejor y todo el tiempo lo has demostrado, con tus palabras y acciones. Tengo miedo de decepcionarte por lo que viene, de no lograr mis metas. El futuro siempre es algo que me ha dado miedo. Tu siempre me dices que mire hacia adelante y lo hago con la cabeza en alto. Me enseñaste a ser fuerte y a levantarme cuando me caigo, y sé que es difícil porque soy alguien complicada en todos los aspectos. Una vez lo dijiste cuando te pregunté cómo me definirías con una palabra, dijiste eso, pero no lo tomo como algo malo, ¿sabes? Tú eres mi mejor amiga, siempre te lo digo y me siento tan afortunada porque me haya tocado ser tu hija. Me gusta mucho como eres, a todos les caes bien y eres amable, y bondadosa. Creo que Ju lo heredó de ti. Yo, por el contrario, me parezco más a papá, pero nuestras sonrisas son iguales. Me alegra saber que cada vez que sonrió te llevo conmigo.

Hola, papá. Te admiro mucho, siempre lo he hecho. Me gustaría algún día ser como tú, aunque digas que puedo serlo mucho mejor. Pero he querido ver mucho el mundo para poder expresarme como lo haces, ser igual de inteligente y tan sabio como tú lo eres. Y sé que siempre me cuidas y haces todo para protegerme. Siempre he querido que te sientas muy orgulloso de mí, y sé que lo estás, me lo haces saber. Y sé que no eres bueno con las palabras, tú me demuestras tu amor con acciones: como la vez que fuimos al cine a ver la película que tanto te insistí que quería ver. Pensé que no me escuchabas, pero he aprendido que tú siempre estás escuchándome, aunque no lo demuestres. Mucha gente me dice que me parezco a ti en muchos aspectos, y si compartimos muchos gustos es algo que nosotros compartimos. Creo que nunca te di las gracias por ser mi papá y mi héroe.

Hola, Ju, mi hermano. Sé que hay veces que soy dura contigo, pero solo quiero cuidarte y que aprendas a protegerte el mundo. Puede ser muy cruel y tú eres muy inocente y bondadoso, aunque a veces parezcas un diablillo. Algunas veces pienso que deberías odiarme, pero solo quiero lo mejor para ti. Y sé que no soy muy cariñosa, y también soy mala con las palabras como papá, pero lo intento y eres mi hermanito. Cuando naciste, pensé que te odiaba porque venía un intruso a robar mi lugar, pero cuando vi a alguien molestarte por primera vez sentí un lado protector que no sabía que tenía. Quiero que sepas que te amo mucho.

Hola, abuela. Sé que siempre estamos peleando. Tú quieres que sea más delicada y femenina, pero simplemente no puedo: así soy. Sé que solo intentas educarme y enseñarme las cosas para cuando ya no estés. A veces me haces agarrar rabia, y muchas veces no me he terminado de levantar y ya estamos peleando, parecemos Tom y Jerry; pero me hace muy feliz que estés conmigo. Hay mucha gente que perdió a sus abuelos, y yo tengo la suerte de tenerte conmigo todavía, y espero que por mucho tiempo.

Hola La, cuando nos conocimos por primera vez me sentí nerviosa y no puede evitar ser un poco tímida. Siempre me ha costado hacer amigos, no sé cómo hace la gente, le sale tan natural, pero yo, en cambio, lo pienso demasiado. Incluso cómo expresarme para no hacer sentir mal a nadie. Pero contigo fue fácil; demasiado, diría yo. Congeniamos a la par. Siempre hemos dicho que somos como almas gemelas, y yo la verdad si lo creo. Nos conocimos chiquitas, después nos volvimos a encontrar cuando teníamos 11, y ahora ya 18. Aún dudo muchos años de amistad.

Lamentablemente, con la pandemia nos tuvimos que alejar, y creo que sí nos afectó mucho. Yo empecé a guardar muchas cosas, tú en cambio empezaste a tener muchos problemas en tu casa y contigo misma, siempre me contabas tus problemas y yo hacía todo lo posible para aconsejarte. Luego vinieron tus ataques de ansiedad, yo estaba muy preocupada. Muchas veces no podías controlarlos. Creo que esa fue una de las razones por las que yo me guardaba mis problemas: no quería molestarte y hacerte más daño. Pensé que estaba protegiéndote, pero me doy cuenta de que no lo estaba haciendo, sino todo lo contrario: te hacía tanto daño porque te convertí en una cobarde al no dejarte a ti sola para que enfrentaras tus problemas. Porque yo debería apoyarte, no resolverlo por ti. Ese fue mi error. Bueno, en realidad, las dos cometimos muchos errores, me sentí muy culpable porque era agotador, muy agotador estar contigo. Me cansaba mentalmente. Me sentí mal porque no se supone que seas una carga, pero fue mi culpa, yo te hice así, y te culpé de todo. Creí que te hacía bien, pensé que te enseñaba a protegerte, pero no me di cuenta que agarraste todo lo malo; y luego te convertiste en alguien que no eras y alguien a la que yo llegué a odiar mucho, porque me había quitado a mi mejor amiga. Me dolió tanto saber que fue mi culpa, que yo había provocado eso, y no sabía qué hacer, cómo arreglarlo, cómo devolver el tiempo, cómo corregir todo lo que hice mal contigo. Pero me di cuenta demasiado tarde que no podía, y que solo tocaba enfrentarlo. Enfrentarte a ti.

Te dije ese día como me sentía. Estabas a la defensiva, pero te vi; no en lo que te habías convertido, sino a esa niña alegre con un corazón de oro, y supe que solo se estaba escondiendo porque tenía miedo. Supe que todo estaría bien. Me alegra saber que pudimos resolver nuestros problemas, y que yo aprendí a no quedarme callada, porque eso me había enseñado mi familia: a afrontar mis problemas y buscarles solución.

Hola, Mari. Eres como la hermana que nunca tuve, y estoy muy feliz de haberte conocido. Eres mi pilar en las buenas y en las malas. Siempre me has visto en todos mis aspectos: en mis derrotas y en mis logros. Yo en verdad te admiro mucho, eres una gran persona, y cuando te lo digo, me dices que cómo podría admirarte si yo soy la mayor, pero, ¿sabes? Eso no tiene nada que ver. Eres mi cómplice y alcahueta. Me has visto en lo más oscuro, cuando estuve en lo peor, y aún así no te fuiste; te quedaste conmigo y me hiciste ver las cosas como son. Creo que nunca te di las gracias. Siempre he sido muy posesiva con mis cosas, con mis gustos, pero contigo parecía fácil compartir. Me alegro de que tengamos tantas cosas en común y que seamos socias del crimen. Solo quiero decirte que te quiero mucho.

Esto siempre me lo he querido decir a mí misma: no tengas miedo. Sé que sueles pensar las cosas demasiado. Hay ocasiones en las que solo tienes que hacer las cosas por impulso, porque te arrepentirás después. Y sé que te aterra el futuro, pero no estás sola. ¿Lo sabes? Eres la persona más fuerte que conozco. Todo lo que pasaste te hizo quien eres, y está bien ser diferente; está bien no encajar en el estándar, porque eres única y especial. Sé que te duele que cuando caminas por la calle y la gente te mire raro por como eres, pero ellos no te entienden, y no te conocen, y por eso no debe afectarte la mirada de un desconocido porque no significa nada para ti, y lo sabes, pero a veces solo a veces hay que recordártelo. Gracias por todo.

J.P

💛🌤🌼

Epistolario 𝒔𝒐𝒍𝒊𝒔 ©Where stories live. Discover now