V | Enemigos en secreto

414 49 84
                                    


Capítulo dedicado @seirM_ porque yo tampoco sé nada jeje... o sí. Gracias por leerme y llenar el capítulo con tus comentarios ❤️‍🩹

 Gracias por leerme y llenar el capítulo con tus comentarios ❤️‍🩹

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Enemigos en secreto

Diez minutos después de la huida de Fayna, Orión aparcaba la moto en frente de su casa. Entró y subió las escaleras hacia la segunda planta, expectante.

Cuando estuvo frente a la puerta, respiró profundamente antes de abrirla, pero en lugar de encontrarse con la imagen de ella dormida en su cama, con mechones de pelo sobre su rostro y su melena blanca esparcida por la almohada, se encontró con la cama deshecha y vacía.

La ventana estaba abierta y la cortina se mecía de un lado a otro por culpa del viento, por lo que entró al cuarto y cerró la ventana con más fuerza de lo normal.

Se mordió el interior de su mejilla y se pasó una mano por el pelo un par de veces, intentando relajarse.

No había sido capaz de sacarse de la cabeza su mirada del color del océano en plena tormenta.

Giró sobre sí mismo de nuevo, volviendo a posar la mirada en la ventana. Entrecerró los ojos en dicha dirección y, de manera inconsciente, frunció el ceño al darse cuenta de un pequeño detalle.

Juraría que había cerrado la ventana antes de marcharse.

Entonces, todo pareció encajar.

Fayna la había abierto para salir por ella.

Tan sencillo como eso.

Fayna había demostrado una vez más qué clase de naturaleza corría por sus venas.

Intentó dejar de pensar en Fayna el resto de la tarde, aunque no lo consiguió en absoluto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Intentó dejar de pensar en Fayna el resto de la tarde, aunque no lo consiguió en absoluto.

No lo entendía, había pasado años sin pensar en ella de esa manera y solo con el simple hecho de que su aroma todavía seguía latente en la habitación lograba volverle loco.

Sin embargo, al caer la noche decidió ponerse en marcha. Se levantó de la cama para acercarse al armario empotrado que había en frente y sacó un pantalón blanco roto por las rodillas junto a una camisa del mismo color. Se la arremangó antes de peinarse la melena azabache con los dedos.

Yin. El bien dentro del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora