XV| Planes con tendencia suicida

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Capítulo dedicado a csoridal por no dejarme ser mala persona 😇

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Planes con tendencia suicida


Sin entender absolutamente nada de lo que estaba maquinando Orión en su cabeza, Nashira lo siguió, saliendo un par de pasos detrás de él del cementerio.

Todavía tenía la imagen de su amigo llorándole a su difunta madre, aquello había conseguido cambiar aún más la perspectiva con la que lo miraba.

Siguieron caminando con el silencio rodeándoles, ninguno de los dos con intención de romperlo. Aunque no era incómodo, tampoco terminaba de ser agradable.

La tensión y la tristeza seguía latente en ambos al igual que los pensamientos que ni Nashira ni Orión se atrevían a verbalizar al otro.

Aunque cuando pensó que podía relajarse, volvió a tensarse de pies a cabeza al fijar la mirada en el lugar en el que se estaban adentrando, hacia el cual su amigo andaba decisivo. Tragó saliva antes de retomar el ritmo y no quedarse atrás.

Sin embargo, la tensión en cada uno de sus músculos solo incrementaba cuanto más cerca estaban de Inferno.

El local, por otro lado, no le parecía tan escalofriante y siniestro como la primera vez que estuvo en él. Tampoco tan sanguinario, pero seguía sin estar relajada a su alrededor.

De alguna forma, esa manera de sentirse era gracias a Sabik y Alkaid, después de haber pasado varios días juntos buscando en cada roca, cada calle, cada rincón con un mismo objetivo. Nashira se dio cuenta con el paso de los días de que ellos, a pesar de su naturaleza despiadada y sedienta de sangre, no eran tan malos.

Por lo menos no del todo.

Ni siquiera les dio tiempo a decir nada para advertirlos de su presencia cuando al poner un pie en el rojizo establecimiento, pudieron sentir todas las miradas de los presentes clavándose sobre ellos.

Algunas eran miradas curiosas y otras de asco, aunque estas últimas iban sobre todo dirigidas al tigot que se encontraba a su lado.

Sin embargo, lo que captó la atención de ambos fue la melena y mirada rojiza de un ctónic en concreto, que andaba hacia ellos con familiaridad. Alkaid enarcó una ceja y dibujó en su rostro una sonrisa de boca cerrada, donde los colmillos largos y afilados sobresalían de sus comisuras.

—Nashira —dijo clavando la mirada en ella y haciendo un gesto con la cabeza—. Orión —continúo, adquiriendo su voz un tono más hosco que el que había utilizado con ella.

Aunque, por la forma en que lo observaba, Orión sabía que él le hubiera hablado de la misma manera.

Antes de que pudiera hacer nada, Nashira sintió como unos delgados brazos la rodeaban por completo en un caluroso abrazo que aceptó gustosa. Al separarse un par de centímetros de la pequeña ctónic, se fijó en los pequeños colmillos que destacaban sobre la dentadura de Sabik. Aunque eran grandes, no eran tanto como los de su hermano o los de otros ctónics que había conocido.

Yin. El bien dentro del malWhere stories live. Discover now