El Día Después de San Valentín |YoonTae| (Corrigiendo)

💌 Capítulo № 47 💌

No iba a mentir, después de haber leído aquella carta la noche anterior se encontraba realmente perdido, deambulando entre un mundo desconocido, al que nunca antes había ido y jamás imaginó visitar. Su mente y pensamientos en ese momento estaban tan desorientados que apenas y podía hablar, balbucear, reaccionar o pensar con libertad. Estaba tan confundido, como a su vez impactado, que sentía estar en un punto medio donde ni siquiera prestaba atención a lo que ocurría a su alrededor.

En otras palabras, estaba, pero nada más que eso.

Taehyung ahí estaba, haciéndose la misma pregunta que no lo dejó dormir lo suficiente durante toda la madrugada:

¿Jungkook siempre fue “él”?

Suponer que sí lo era lo dejó impresionado. Un tanto asustado y tal vez, y sólo tal vez, un poquito nostálgico, pues jamás se hizo la idea de que volvería a verlo o que el azabache llegaría a ser aquel chico al cual ayudó hace tres años atrás, cuando la ceremonia de inauguración en el instituto sucedió y él apenas iniciaba su segundo año de secundaria.

Nunca creyó que ellos dos serían el mismo.

Pero aparentemente, según sus suposiciones, lo eran.

— Tae, mi amor, ¿estás bien?

— ¿Uhm? —al sentir que un par de manos acunaron su rostro y acariciaron sus mejillas con cuidado, el castaño parpadea y observa a su madre, quien ahora lo mida extremadamente preocupada, ese par de ojos brillantes que ha heredado de ella luciendo bastante maternales y cariñosos—. ¿Pasa algo?

— Eso mismo me preguntó yo —continuando con las caricias sobre sus pómulos, la mujer le responde, el tono de su voz un tanto sereno, pero guardando todavía la inquietud en ella—. Corazón, te veo muy pensativo desde que despertaste, ¿en qué tanto piensas? ¿pasó algo malo ayer en la escuela? Porque si es así, sabes que puedes decirme sin problemas. Tu mamá está dispuesta a ir ahora mismo a golpear personalmente a quién sea que te haya hecho sentir mal o preocupado. Soy capaz hasta de llamar a Harin y decirle que prepare las pistolas de agua de Minki para impartir venganza y justicia juntas.

— ¿Qué? —al terminar de escuchar la declaración de la otra, Taehyung de inmediato se ríe y niega divertido. Habían ocasiones donde su madre podía ser algo exagerada, quizás no al grado de su padre, pero lo era—. Mami, no es necesario que hagas eso ni que llames a la mamá de Jimin. No pasa nada, lo prometo. Es sólo que estaba pensando en... —luego, cuando se sintió seguro de estar con ella, apenas murmuró, repentinamente afligido—. En, ya sabes... el amor y esas cosas.

— ¿Amor? —la mujer enseguida pestañea al percatarse de la timidez de su hijo, por lo que opina en el interior que no estaría mal hablar con él sobre eso. Al final de cuentas, todavía tenían algo de tiempo antes de que iniciaran las clases en el instituto y, de alguna u otra forma, aprovechar cada segundo del día que tuviera para estar a su lado, haciéndole la compañía que no pudo darle durante los siete meses que estuvo fuera, sonaba como una grandiosa idea para ella—. ¿Qué es lo que piensas sobre eso?

— Uhg, b-bueno... yo —el castaño balbucea y ella alza una ceja, apretando las mejillas ajenas cuando por unos instantes el contrario se sonroja—. Ahm, y-yo me preguntaba si... si alguien podría fijarse en mí sin que yo me diera cuenta.

— ¿Te preguntas eso?

Taehyung asiente automáticamente, mucho más avergonzado que en un principio. Mientras que Hyojin, su madre, lo mira con atención, sintiéndose conmovida cuando el castaño forma un puchero con sus labios y la mira con cierta pizca de inquietud e incertidumbre, lo cual no le sorprende, pues si algo conocía bien de su hijo es que este podía ser un poquito inseguro cuando se trataba de temas como el enamoramiento. Algo que era curiosamente irónico, debió que también sabía que Tae era bastante soñador y risueño. Lo era tanto que a simple vista no aparentaba poseer tal carácter en su personalidad, pero, a pesar de que todos los que lo rodeaba estaban completamente consciente de que solían verlo sonreír y repartir felicidad todos, porque lo general así era, eso no era en su totalidad cierto.