💌 Capítulo № 50 💌

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Es una nueva noche cuando el cielo teñido de tonalidad oscura y azul cubre toda la ciudad de Seúl con su larga y fría sabana que se extiende desde el infinito del universo hasta el más allá, siendo bordada con cientos de brillos de estrellas que iluminan sobre los tejados de las casas de concreto y se reflejan en las iris de quienes pronto saldrán de sus refugios para poder presenciar, en soledad y silencio, la bonita imagen que tienen justo frente a ellos, en medio de todo el caos que un sólo sentimiento puede causar en los guerreros que día a día tratan de entender que es el amor, amar y no ser amado.

Son casi las nueve de la noche cuando Yoongi se encuentra todavía en el pórtico del patio trasero de su casa, sentado el pobre adolescente sobre una silla de madera mientras observa algún punto del suelo con la mirada perdida y una expresión que solamente indica lo desorientado que se siente luego de haber tenido aquella plática con Seokjin y el encargado del club de lectura en el salón del consejo estudiantil. Los pensamientos de confusión deambulan sin rumbo dentro de su cabeza, tratando de procesar cada detalle de lo que antes se le fue dicho e intentando asimilar la nueva idea de que probablemente ahora tiene un rival y él ni siquiera estaba enterado.

Tenía un enemigo y no lo sabía.

Él no sabía nada. No tenía ni idea.

Tal vez ese era el único punto que en verdad lograba entender de todo lo que había pasado, porque, entre todo el caos que estaba sintiendo sacudir dentro de su pecho, solamente podía hacerse una pregunta, una insignificante duda que lo tenía en ese momento con el corazón latiendo de preocupación y una sensación de cosquilleo ocasionada por los pequeñitos punzares que se clavaron en él después de cuestionarse: ¿Por qué Taehyung no le había dicho nada?

No lo mal piensen. No es que a Yoongi le molestara que no lo hiciera, puesto que suponía que eso se debía a la escena de celos que había hecho hace un par de días, cuando sospechaba de Hoseok, y tal vez por ello ahora el castaño quería evitar que se repitiera y, claro, no lo juzgaba, tenía sentido. Sin embargo, aún estando consiente de esa posibilidad, muy en el fondo, en la partecita más profunda y recóndita de su corazón, se sentía un tanto dolido y hasta traicionado.

Y no, no crean que sea en un mal sentido, sino que por esta vez piensen desde el punto del pálido. Si ustedes estuvieran en una situación en la cual acaban de aceptar que les gusta una persona, que ni siquiera sabían que existía, y respondieron a ello de la peor manera, con una injustificada escena de celos, ¿cómo sentirían? si supieran que además de eso se han besado más de una vez con él o ella e incluso han dormido juntos, idealizando un futuro prometedor con un gato, cinco hijos y una bonita familia feliz, ¿cómo demonios deberían sentirse?

Véanlo desde otro punto de vista.

Supongamos que hace un par de meses cumplieron dieciocho años y justamente cuando estaban iniciando esa nueva etapa de su vida, donde se encuentran entre una línea de madurez e inmadurez en la cual se ven en la obligación de dejar ir sentimientos como situaciones del pasado, alguien de manera repentina aparece, una persona que nunca antes han creído ver se presenta ante ustedes haciéndoles una importante pregunta que es difícil de responder si no la piensan lo suficiente. Imaginen que durante toda su vida, mucho antes de que ese bello chico de cabellos castaños y sonrisa risueña se hiciera notar, infiltrándose hasta en la parte mas profunda de su mente, han estado enamorados de alguien a quien tampoco conocen pero saben que se ha quedado dentro de su corazón debido a los recuerdos de un par de palabras que fueron escritas sobre hojitas de papel y entre brillantina de colores que decoraba sus esquinas. Háganse la idea de ello, de que han estado esperando, desde hace mucho tiempo, la llegada de ese autor o autora de unas cuantas cartas que recibieron cuando apenas eran un solitario niño de nueve años y que hasta la actualidad no han podido soltar porque están conscientes de que entre los párrafos escritos con crayolas y lapices colores, hay un enorme sentimiento de cariño que con el pasar de los años ha evolucionado y no han podido soltar porque todavía tienen la esperanza de poder encontrarlo.

El Día Después de San Valentín |YoonTae| (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora