Capítulo № 4

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—¿Qué?

Taehyung pestañeó, creyendo que había escuchado mal.

Porque lo ha hecho, ¿no? Él claramente acaba de escuchar mal. Su sentido del oído le ha fallado y por eso ahora está ahí, paralizado, impactado por lo que cree le han dicho, cuando es más que obvio, que está equivocado. Sí, debe tratarse de eso. Su audición le está jugando una mala broma.

Una muy mala broma.

—¿Qué fue lo que dijiste?

Lo cual no es divertido. Ni un poco. En realidad, si pudiera categorizar esto bajo algún concepto, Taehyung diría que es una broma de mal gusto. Una travesura qué, tal vez, Jimin le estaba haciendo solo para tener la oportunidad de burlarse por su fracaso. Porque es obvio de que eso es. De eso se trata. De una mala jugada, una simple y tonta bromita que se suponía tenía que hacerlo reír. Puesto que, si no lo hacía, no sabría de qué otra forma podría interpretar el hecho de que el pálido estaba ahí, frente a él, con su expresión serena y una ligera mirada de pena.

Ese sonrojo que estaba ahí, en él, extendiéndose sobre sus blancas mejillas.

—Te pregunté cuál es tu nombre —explicándole, el mayor lo contempló. Y desde donde Taehyung se encuentra, no puede descifrar dónde está el truco, así que asume que en cualquier momento Jimin saldrá de algún lado diciéndole que es una broma. Porque eso debe ser: una estúpida broma—. Quiero decir, ¿me lo dirás? —Aunque, también cree que su amigo podría solo rebelarse y decir que estaba utilizando una peluca. Lo que, en tal caso, estaría bien, porque un engaño como ese sería muy acertado. De hecho, le parecería increíble que el peli-rosa fuese capaz de imitar la voz del pálido, el cual todavía lo seguía observando.

Esos ojos distantes, permaneciendo atentos.

Intrigados por algo.

 —¿M-Mi nombre? —farfullando, Taehyung entonces vuelve a pestañear. Le está costando procesar lo que sucede, así que no sabe qué responder—. ¿Quieres saberlo...?

Pero más allá de eso, está confundido.

Y si es en su totalidad sincero, no es como si hubiera esperado algo de esto. Y es que, en realidad, no estaba listo. No estaba lo suficientemente preparado para afrontar la situación. No se sentía del todo capaz. Al menos, no por ahora. No ahora, que tenía que enfrentarse al peligro tan pronto. Porque, ¿Qué podía hacer él en ese momento? No tenía armas, una estrategia o alguna armadura pesada que lo protegiera de un posible daño. Al contrario, él estaba indefenso, al descubierto, sin algo que respaldara sus pasos, cuidándolo.

Taehyung no tenía nada. No ahora.

No en ese instante, donde Yoongi todavía no se atrevía a apartar la mirada.

En pocas palabras, era un soldado perdido en plena guerra. Estaba en medio del caos, con explosiones y disparos zumbando a su alrededor. El ambiente del combate, ese calor de la batalla, dejándolo rodeado, atrapado en una intensa y enorme ola de lucha y victoria; conflictos y disputas sin resolver, junto a los anhelos de gloria, persiguiéndolo de cerca.

—Y-yo...

Es gracias a eso que Taehyung sabe que no está preparado, aun cuando se supone que ya debería estar listo.

«¿Quién fue el tonto que inició la guerra antes?»

Si desde antes ya se consideraba como un soldado caído de la fría, desconocida y dolorosa guerra que era el amor, Taehyung en ese instante no podía imaginar que sería de él si daba siquiera un paso en ese preciso momento. Un movimiento en falso, un simple error, una pequeña falla, y todo se vendría abajo. La oportunidad de permitirle actuar, yéndose directamente al caño.

El Día Después de San Valentín |YoonTae| (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora