Él sabía cómo provocarme, de eso no tenía duda.
Los días siguientes fueron aún más extraños si ya era posible. Él se empezó a acercar a mi grupo de amigas porque daba la casualidad de que Alya iba en clases de Japonés con él.
Por un lado podía sentir la constante mirada de reproche de Juleka y por otro la mirada divertida de Félix, eso sin ignorar que Rose había vuelto a elevar en el cielo sus sueños con él.
Aún así quería hacerle notar que me importaba poco lo que él hiciera.
—Bueno, me parece que ya tengo que irme a casa.— pronuncié mientras Rose y Félix hablaban sobre algo.
—Si gusta podría acompañarla a su casa, señorita Dupain.
—No te preocupes, vendrá Adrien a recogerme.— le respondí con una sonrisa.
—¿En serio?— cuestionó Rose emocionada.— Ay, que lindo, él siempre es muy atento contigo ¿Todavía no tienen nada?
—No lo sé.— me ganó a responder Félix.—Creo que mi primo me mencionó el otro día que ya tenían un noviazgo, pero, siendo honesto; no creo que Adrien como alguien capaz de iniciar una relación, es indeciso.
Podía sentir como sus palabras eran indirectas hacia mí.
—Hablando del rey de Roma.— dijo Alya.
Y en eso, sentí unos brazos envolverme por la espalda a la vez que notaba como la mirada de Félix denotó molestia.
—Félix, que milagro verte con ellas. Pensé que tu única amiga era Lila.— enunció a la vez que saludaba con la mirada al resto.
—¿No te dije? La señorita Rossi y yo no somos amigos; podría decirse que mis intereses son...— me mira de reojo.— distintos a lo que ella querría que fueran. Por cierto ¿Te molestaría si tomó a Marinette prestada un rato más? Quería llevarlas a todas a una de mis heladerías favoritas de la ciudad, pero me dijo que ya se tiene que ir.
Conocía la respiración de Adrien, y yo seguía contra su pecho. El comentario lo había hecho enojar.
—No sé, pregúntale a ella.— depositó un beso en mi cabellera.—Yo no tengo problema.
¿Por qué de repente me sentía como si estuviera en la frontera de dos reinos en guerra?
ESTÁS LEYENDO
Infect me // Felinette
Fanfiction¿Te digo algo? En aquellas peleas donde terminaba acorralada, no sólo me hacías sentir odio. Había algo más, siempre estuvo ese "algo más".