Carta 4: 31-40

775 122 15
                                    

Querida Marinette

Se atrevieron a invadirte, a tocar lo más sagrado para mí solo para que pueda seguir complaciéndolos. Saben con que me pueden dañar, la forma en la que me podrían destruir; de tantas cosas que les he perdonado, esto no pienso hacerlo.

No quiero que vivas atemorizada por ellos, no quiero que nadie apague tu sonrisa, no quiero que nadie quite ese brillo de tus ojos. He probado cada parte de ti, no me imagino lo que sería si perdieras la dulzura en tu vida.

Yo también quisiera ser más; pero hay una cosa que tienes que entender.

Yo fui destinado a ser tuyo pero tú no fuiste destinada a ser mía; aunque ame el breve segundo que fue así, que se me permitió ser feliz a tu lado.

Estoy a punto de hacer algo por lo que me odiarás el resto de tu vida, y aunque no lo creas, lo hago para protegerte. No soy digno de pedirte disculpas.

En la vida nos dicen que la vida no es blanco y negro, que somos distintas tonalidades de grises, pero creo qué hay grises tan claros como una dulce nevada y grises tan oscuros como una tormenta que va arrasando con todo. Siempre fui y seré este asqueroso ser que tenías que combatir, esta bestia sin remedio y este ser que te va a lastimar.

Pero tú no me destruiste, aunque no me salvaste; me cambiaste de formas que no te imaginas.

Gracias, y espero algún día poder volver a ver tu sonrisa.

Infect me // FelinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora