El desastre que se aproxima

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En las nocturnas calles de South Park, como muchas otras, el comercio clandestino comienza con las putas, los dilers, las strippers e incluso, en otras épocas, el aborto, ya no, ahora es legal así que le quitan lo divertido a la vida.

Sin embargo, el lugar estaba desolado, últimamente todo se ha vuelto sumamente tranquilo y los inocentes depravados se están quedando sin trabajo, ya los gatos no se pierden, ya las travestis no son golpeadas, algo muy malo está pasando y al único que realmente parece importarle ahora mismo es un superhéroe que siempre ha estado del lado de las trabajadoras sexuales.

—No sé chico últimamente el trabajo ha bajado y no entiendo por qué si sabes que soy una de las putas con más clase en este nido de podredumbre vieja y arrugada—Se quejaba Classi mientras fumaba un cigarrillo—A este paso mi vagina y mi cartera van a quedar secas por la falta de pasión.

—L-lo e-e-e-entiendo bella dama, South Pa-park no es el único pueblo al que le es-está pasando ahora mismo—Comentaba Pasorraudo a la morena quien ya mostraba signos de edad.

—Ustedes deben hacer algo, es decir, siempre han respetado esta zona mientras no causemos problemas así que ¿porque Dios se puso moralista ahora bajándonos los clientes?

—T-trabajamos en ello, p-por eso vine aquí a in-investigar si saben algo sobre s-sus clientes y sus razones para no venir. —Antes de que Classi respondiera su chulo habló por ella.

—Uno de mis clientes dice que cada vez que intenta venir siente una picadura en el cuello y simplemente despierta en su cama como si nada hubiera pasado, otro amigo mío que vende metanfetamina también me dijo que ninguno de sus frecuentes está contestando llamadas.

—P-picadura... po-posiblemente sea a-a-a-alguna droga, voy a pedir refuerzos para que investiguen.

Antes de que el superhéroe pudiera hacer algo una explosión en uno de los edificios cercanos los impacto, por suerte usó su super velocidad para tomar a las personas cercanas y llevarlas a un lugar lejano, pero eso no sirvió de nada ya que nuevamente otro impacto cercano lo obligó a moverse más rápido con incluso más gente.

—Ca-carajo...—Susurró mientras el calor de las explosiones y la presión de cargar tanta gente lo agotaba cada vez más. La falta de oxígeno se mezclaba con la hiper velocidad saturando un poco su cuerpo.

Las explosiones seguían y no sabía de donde venían, la niebla no dejaba ver, aunque fuera rápido y la disipara dando vueltas al rededor, en un momento dejó de escuchar gritos y al intentar ir hacia cualquier lado se topaba con una barrera de escombros.

—Oh, Jimmy, Jimmy, Jimmy. Ser veloz no te hace pasar por paredes como un fantasma. —La niebla se disipó dejando ver que había sido encerrado bajo trozos de asfalto y concreto.

—¿C-como sabes mi nom-nombre? —Preguntó con algo de miedo, era la primera vez que un villano lo llamaba por su nombre real, esto era grave, pero su intercomunicador había caído con la primera explosión.

—Ustedes los héroes se creen invencibles, pero en realidad, cuando conoces sus debilidades es muy fácil aplastarlos como simples mosquitos. JAJAJAJA—Se reía malévolo, Pasorraudo intentaba de todas las maneras posibles romper el concreto, pero no podía así diera miles de vueltas a la velocidad de la luz.

—¿Que q-quieres de mí? —Preguntó con enojo y cansancio.

—¿De ti? La verdad nada, pero si me sirves para dar... un pequeño aviso.

Cuando la parte de arriba de su cárcel desapareció, la sombra de un viejo conocido apareció, el horror apareció sobre el chico, reconocía a esta persona, sabia quién era incluso aunque los años hubieran pasado. Nunca pensó, ni en mil años, que este personaje alguna vez volvería a ser parte de sus vidas.

Wonder Dad and Super DaddyWhere stories live. Discover now