Capítulo 2

33 4 0
                                    

La yegua trataba de subir devuelta pero no podía, ya que se había doblado la pata, mientras que el pecoso cae y se copea la cabeza con el terreno, haciendo que pierda la conciencia.

El can termina de luchar con el oso y escucha un sonido sordo, el cual despues del impacto sólo se oía el relinchar se la yegua. Se acerca al borde del barranco y observa con atención la situación, voltea brevemente y suelta un suspiro desganado, para acto seguido ser rodeado de una luz cegadora, dejando ver a un rubio de expresión desafiante, y con una capa igual de carmesí que su mirada.

Pega un buen salto y cae de manera primitiva y hábil en donde estaba el chico. Se acerca con pasos lentos a la yegua y trata de ganarse su confianza para que la dejara ayudarla. La yegua al calmarse observa como la mayor raja uno de sus pulgares con uno de sus colmillos, haciendo que emanara sangre de la herida. Pasa la yema de su dedo en la lesión de la caballa haciendo que ésta pudiera volver a caminar.

Dejándola a ella de lado va hacia el pecoso y lo carga cual bolsa de papas en su hombro y se dirige con ambos seres a donde los había atacado el oso.

Despues de una larga caminata, el cielo empieza a nublarse y chispear con gotas de agua, la noche cae para ese muchacho que cargaba al chico y llevaba a la yegua de tiro, renga.

Luego de largas horas el rubio entra a una cueva, que era su hogar y deja a la yegua en una esquina y despues de unas horas estaba dándole la espalda al pecoso que dormía en un círculo de piedras con pastos secos, como si fuera un colchón, y encima la capa roja del mismo. El rubio miraba atentamente como se tostaba el pescado hasta que escucha unos gimoteos de parte del pecoso.

Midoriya: ¡Ayy! (Abre los ojos y ve un techo semi iluminado, mientras oye la lluvia y como el fuego soltaba chispas) ¿Dónde estamos chicos?... ¿Paso algo con el oso?... (Se tocaba la cabeza y la sentía hinchada)

Bakugou: ¿Te refieres a esas gallinas? (Miraba el fuego con atención) Desaparecieron al momento de tu caída.

Midoriya: Ah...

Dijo como si nada, hasta que se percata que esa voz ronca no la conocía, se gira para ver una espalda grande y con cicatrices, se refriega los ojos al no poder creer lo que veía, era un hombre con cola y orejas amarillas ceniza, estaba algo confundido, así que con discreción prosiguió a tocar la cola despeinada del chico.

Bakugou: (En un reflejo mueve su cola, alejándola de las manos del chico) ¡¿Qué diablos?! (Lo miraba mostrando sus colmillos, además de soltar un gruñido) ¿Todos los de tu especie son así? (Preguntaba con el ceño fruncido)

Midoriya: Am... perdón, pensé que el golpe en la cabeza me habia afectado... no pensé que los hombres lobo o licántropos aun existieran. (Se levanta con dificultad y se acerca al fuego) Supongo que me trajiste hasta acá, gracias y lamentó si fui algo pesado.

Bakugou: Y tampoco se piensa que los lobos ceniza continúan vivos, y no por eso significa que no exista ni uno. (Decía pegando su cola a su cuerpo) Tu yegua hizo todo el trabajo, te cargó hasta aquí.

Midoriya: (Mira a su yegua y vuelve a verlo a él rápidamente) ¡¿SOS UN LOBO CENIZA?! ¡¿P-ERO COMO?!

Bakugou: Amm sí. (Decía con obviedad) Todos los lobos ceniza son licántropos, o al menos cuando los había. (Saca el pescado del fuego y se lo extiende) Come.

Se sorprende la amabilidad del chico y agarra el pescando, se levanta y en su alforja saca un cuaderno y lápiz.

Midoriya: Ya que eres un lobo ceniza y licántropo, la familia de los Todoroki quería encontrarte por estar en peligro de extinción, querían encontrar alguna manera de que te reproduzcas y tu linaje siga. Soy recién recibido en veterinaria y animales fantásticos... (Decía con tranquilidad como si estuviera en una pijamada de amigos, pero por dentro estaba cagado de miedo) ¿Puedo hacerte algunas preguntas ya que te encontré?

En peligro de extinción. (Baku Deku)Where stories live. Discover now