Capítulo 4

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El pecoso se sorprende y le da la olla chiquita, ve como la huele y desconfía de la leche por un momento. Hasta que mete la lengua como un cachorrito y la prueba, se relame los labios en forma de degustación, se sorprende por el sabor dulce y empieza a tomarla de a sorbos chiquitos.

Midoriya: ¿Yyy? (Ve que se la termina de a poco) No vas a dejarme, aunque sea la mitad, ¿no?

Bakugou: no está mal (decía terminando todo lo que había allí) ¿Dijiste algo?

Midoriya: No... nada ;v; (Le da la olla al pecoso y éste la deja a un costado para despues lavarla) A la noche puedo hacerte mas también, te va a hacer dormir mejor.

Bakugou: ¿Cómo es eso? (Pregunta con curiosidad mientras miraba al pecoso atento) ¿Es alguna clase de magia? ¿Qué clase de poderes tiene esto?

Midoriya: No tiene ninguna magia, solo hace bien al cuerpo. Seguro que no te acuerdas de a ver tomado del pecho de tu mama, pero te hace dormir como un bebe.

Se levanta para lavar la olla chiquita. El mayor al escuchar esa persona que integraba su familia mira hacia abajo y se queda callado.

Midoriya: (El pecoso lo ve y siente que se equivocó con sus palabras) ¿Queres darme un recorrido por esta área del bosque? (Trataba de animarlo)

Bakugou: Claro... podría mostrarte por donde volver cuando tengas que hacerlo.

Midoriya: ¡Claro! eso no estaría mal. (Suelta una risa nerviosa y se despide de su yegua para salir de la cueva)

Salen de la cueva y el rubio caminaba encorvado sin ganas de nada, pasan por un prado de flores en donde el rubio daba pisotones para que los saltamontes dejen de esconderse, el pecoso se queda parado admirando como una sonrisa, pero el mayor lo tiraba de los pelos para seguir el camino.

Algunos animales aparecían y el menor los miraba y analizaba, mientras que el mayor soltaba quejas para seguir caminando como si fuera un nene chiquito.

Bakugou: ¿Cómo puedes ser tan lento? Con razón necesitas de un caballo, sino tardarías días en llegar a tu destino. (Pensaba en voz alta mientras se fijaba en las ramas de los arboles por las dudas de que hubiera algo peligroso)

Midoriya: Camino a velocidad promedia, además el caballo es un medio de trasporte. (Agarra un pasto y lo mueve para que el zorro se acercará)

Bakugou: ¿Así es como un veterinario ve a un animal? (Cuestionaba a propósito para molestarlo mientras miraba al zorro) Los caballos poseen una virtud que no todos los humanos tienen: la lealtad. Son animales que realmente valen la pena y que son guerreros innatos, a pesar de que no lo demuestren con habitualidad. (Repetía las palabras que había oído de alguien cercano a él)

Midoriya: Es cierto, y con una memoria excelente. (Se levanta y se queda viendo las huyas del animal que huía)

Bakugou: También. (Sonríe algo risueño) Si tan sólo los humanos aprendieran de ellos... (Pensaba en voz alta) Sigamos...

Midoriya: ¿Cómo aprender de ellos? (Trota detrás de él para alcanzarlo) A mí la verdad me encantaría...

Bakugou: Como dije, ellos son leales, mientras que los humanos son... impredecibles, además de mentirosos como serpientes y siempre buscando la manera de aprovecharse de las peores circunstancias. (Camina un poco más rápido) ¿Qué cosa? ¿Parecerte a los caballos?

Midoriya: (Sube la montañita de manera rápida para alcanzar al rubio) Jajaja no... me gustan los caballos, pero no sería como ellos, simplemente me gustaría convivir más con los animales y demás.

En peligro de extinción. (Baku Deku)Where stories live. Discover now