Capítulo 14

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La mañana llega lentamente pero el pecoso se despierta antes de que el sol salga. Suelta un gran bostezo y se queda mirando al rubio, sonríe tiernamente y le da un beso en el cachete. Se levanta y guarda algunas cosas que le habían quedado fuera de sus alforjas, lleva a la yegua afuera y empieza a ensillarla.

Vuelve a la cueva para poner sus alforjas en el anca de la yegua y veía al rubio todavía dormido. Va a fuera y vuelve a entrar con troncos para prender el fuego, se arrodilla atrás del chico y le deja el chaleco en su espalda para darle más calor, le da un último beso antes irse y se dispone a subirse a su yegua.

El menor parte en dirección a su viejo pueblo, en donde su madre vivía, y donde estaban la mayoría de sus amigos. El viaje fue bastante agotador, y tuvo que hacer varias paradas para descansar, comer, dormir, y dejar que la legua hiciera lo mismos.

Los dos días de viaje fueron algo abrumadores, ya que los ojos rojizos del mayor no salían de su cabeza, haciendo que la tristeza lo invadiera por momentos.

Al llegar al pueblo todo el mundo miraba al veterinario con asombro, tanto niños como adultos y ancianos. Todos allí pensaban que el menor habia muerto a garras de aquella bestia de pelaje rubio y dientes afilado.

X: ¡¡Izuku ha vuelto!! (Exclamaba una conocida del pecoso, y seguida de ella varias personas fueron a saludarlo)

Denki: ¿Midoriya ha vuelto?... (Abre los ojos con ánimo y con una sonrisa abierta y brillante) ¡Debo decirle a Inko! (Sale corriendo en busca de la peliverde, sabiendo que estaba en una parte alejada al pueblo, ya que estar ahí le recordaba todo lo que había perdido)

El pecoso baja de la yegua ya que los pueblerinos lo rodeaban, algunos ancianos escuchaban su mano y unos niños abrazaba sus piernas.

Mientras sonreía al ver a su gente sentía que otra felicidad se le volvía al alma hasta que escuchaba los gritos de la madre llamándolo. Este se pone algo nervioso pero feliz.

Inko: ¿Izuku?... ¡IZUKU! (Corre hacia él y lo estrecha entre sus brazos con desesperación. Se quedan así un rato, en silencio, ya que las palabras en ese momento no eran necesarias. Se aleja y toma el rostro de su hijo entre sus manos y la volteaba de un lado a otro para ver si tenía algo) ¿E-estas bien? ¿N-no te pasó nada? (Con lágrimas en sus ojos) ¿P-Pero ¿cómo? Creí que... (Traga con fuerza) C-Creí que...

Midoriya: Solo raspones y moratones ma... Estoy bien, aunque sea veterinario se cuidarme... (Agarra sus manos y las separa de su cara para entrelazarlas con las suyas) Soy de carne y hueso. (Decía con una sonrisa mientras de a poco la vuelve a abrazar)

Inko: Ay Izuku... mi Izuku... (Lo abraza de manera necesitada mientras hundía su rostro en el pecho del chico) No vuelvas a irte así... me tenías tan preocupada amor. (Las lágrimas seguían brotando cual catarata) ¿Pero... como sobreviviste?... se supone que habías caído a un barranco y que... ese lobo te habia acorralado.

Midoriya: (Su mirada se entristece un poco pero aún se sentía feliz) ¿Eso podemos hablarlo en casa?... (Le susurra al oído y se separa un poco) Tengo muchas cosas que contarte y también quiero contarle a All las anotaciones que descubrí. Si supieras la libertad y los lindos animales que hay. (Le decía con una sonrisa)

Inko: Aw mi amor... (Dice con una sonrisa mientras ponía una de sus manos en las mejillas del chico, y acaricia la misma dulcemente) Ya quiero que me no cuentes todo. Espera. ¿Ya comiste? Puedo cocinarte algo si gustas.

Midoriya: Am... me habia quedado una fruta y me desvíe a ver si podía encontrar más así que estoy con algo vacío je...

Panadera: AY MIDORIYA PUEDES COMERTE ESTE PAN RELLENO. (Exclamaba una mujer del puesto de panes de la plaza)

En peligro de extinción. (Baku Deku)Where stories live. Discover now