No sabía como pasó, pero se enamoró del que menos pensaba. De la persona que pensó que solo sería un amigo. La verdad no tenía ni idea que eran en realidad.
Él fue una mala influencia en su vida, pero sin darse cuenta, también la mejoro.
-Sungwon...
Toda mi vida me han dicho que un ocho siempre sería una mala nota, sin importar la materia, siempre sería mala.
¿Y yo? Yo me lo creí.
—Ocho— resonaba las palabras de mi profesora al decir la nota de mi examen.
—¿Qué?— no quería creer lo que había escuchado hace unos segundos. No iba a aceptar eso.
—Hey, ve a retirarlo— me codeó mi amigo.
Me levanté de mi asiento y camine a paso lento hacia la profesora, y con miedo agarre mi prueba. Me sentía sudar, era totalmente asqueroso.
Ocho. Decía ocho, no lo podía creer. Yo era capaz de rogarle al profesor de que me ponga nueve.
Ya estaba sintiendo que en cualquier momento iba a largar el llanto extremo y para no pasar vergüenza pedí permiso para ir al baño.
Cuando estuve en el baño me lave un poco la cara para despejarme, pero no podía porque tenía miedo, miedo de lo que podría pasar cuando llegue a mi casa. Sostuve mi cabeza con mis dos manos, sentía que en cualquier momento me iba a desmayar.
Iba a echarme a llorar dentro de algún cubículo. Oh pero ya ni llorar se puede...
—¿Estás llorando?— preguntó un chico que estaba detrás de mí.
Mierda, yo sólo quería llorar en paz. Mordí mi labio inferior, intentando no soltar alguna grosería de la que me arrepentiría más tarde.
—Que te importa— Conteste, cerrando en su cara la puerta del cubículo.
Espere a que el de pelo oscuro se fuera para poder llorar, pero en ningún momento se escuchó ningún paso.
—𝗦𝗼́𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝗹𝗹𝗼𝗿𝗮𝗿.
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