No sabía como pasó, pero se enamoró del que menos pensaba. De la persona que pensó que solo sería un amigo. La verdad no tenía ni idea que eran en realidad.
Él fue una mala influencia en su vida, pero sin darse cuenta, también la mejoro.
-Sungwon...
Ya había pasado aproximadamente diez minutos desde que me encerré en el cubículo, era las 09:49 am, eso significaba que estaba a punto de tocar el timbre para el recreo.
Salí del cubículo después del toque el timbre y poder regresar a mi salón.
Estaba corriendo en los pasillos a una gran velocidad para llegar al aula, en eso haciendome chocar con el chico de mi sueños.
Dios, esto es tan malditamente vergonzoso.
—Lo siento— musite avergonzado, fruciendo mi labio.
—No te preocupes niño— puso su mano sobre mi cabeza para poder despeinarme en forma amistosa con una sonrisa amplia, como si fuera un niño pequeño.
Yo cada que me topaba con él lo único que podía hacer era sonrojarme y hacer que mi corazón lata de tan manera que hasta llega asustarme.... él causaba tantas cosas en mí.
[...]
Después de la vergonzosa escena, fui más lento hacia mí destino, para que en el camino está vez no me chocase con alguien.
Apenas llegué al aula me fui hacia el banco de mi amigo y me apoye en el todo cansado.
—Lo siento mucho por hacerte esperar de nuevo— me disculpé con mi amigos entre jadeos —Espero y tu comida siga caliente.
—Mmm— agarró su tenedor con la comida y le dió un mordisco a sus papas saboreandolas —Siguen calientes—me sonrió, dando entender que todo está bien.
Largue un suspiro de alivio, no quería comprarle el almuerzo otra vez a Sunoo.
Era muy común que cada que me pasaba algo malo yo me largar al baño los últimos diez minutos de clases hasta el recreo.
—Y dime Jungwon... ¿Cómo vas con el de 4to?— alzó sus cejas y comenzo a codearme con una sonrisa pícara. Él siempre me molestaba.
—Pues... Hoy sin querer lo choque— conté con la cabeza abajo. Pero al darme cuenta que no se escuchaba ni la respiración del pelirosa, levantó mi cabeza y ahí estaba, conteniendo la risa.
«Maldito infeliz»
Le di un golpe en la cabeza. Este parece que no aguanto más y se rió, mientras aplaudía.
—¿Sabes que pareces una foca?
-Ratas.
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