5. Eres mi pozo de las desgracias

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Jade

-Basta! -una voz femenina suena en toda la cafetería, Rusu me suelta y se gira para ver al nuevo sujeto que acaba de entrar. -Se puede saber qué está pasando aquí? -pregunta caminando hacia nosotros. 

-Nada profesora, solo estaba conociendo a la chica nueva. -la profesora, una chica de ojos azules opacos, piel morena y pelo largo y castaño se cruza de brazos delante de Rusu. 

-Tú te vienes a mi despacho ahora mismo. -pone una cara como de sorpresa máxima y enfado puro y duro. 

-Está bien. -levanta las manos en señal de paz y se aleja de mi mesa, no sin antes mirarme de nuevo. 

-Isaac, luego hablarás conmigo y con tu tío, llévate a tu prima de aquí. -pide calmando su tono de voz. Me mira, sonríe y se acerca para darme la mano. -Soy Allison, seré tu profesora de latín. 

-Hola. -digo tímida (o más bien aturdida), Allison pone su mano en mi cabeza y se va arrastrando a Rusu. En cuanto se va todos volvemos a respirar con tranquilidad, incluida yo. 

-Vamos Jade. -Nic se levanta esperando a que yo le siga. 

-Qué pasa? 

-Nada, vamos. 

-Ve Jade. -pide Isaac, y no me queda más remedio que hacer lo que me piden. Toda la cafetería se me queda viendo, y no me hace ni pizca de gracia. Otra vez ese sentimiento de que no pinto nada en esta escuela, todos me observan entre acojonados que te cagas o con mucha suficiencia. 

-Se puede saber qué ha pasado? -pregunto resignándome a seguir caminando, al menos no hasta que me lo expliquen. 

-No estoy para tonterías Jade. -Nic se detiene delante de mí, parece enfadado. 

-Por qué me miras como si fuera la culpable de un crimen? 

-Porque tú...! -se calla antes de seguir hablando. -Te has acercado a ese idiota? 

-No... -no estoy mintiendo del todo. 

-Jade. -Nic levanta una de sus cejas como diciendo "O sigues hablando o te la vas a cargar". 

-Él se acercó a mí, fui a pasear, entré al sendero del bosque me caí y me ayudó. No sabía que estaba allí, solo me ayudó, nada más. -abre los ojos como si le hubiese contado el peor de los secretos. 

-Has entrado al bosque?! -acorta la distancia que nos separa en menos de un segundo y me agarra del brazo. -Qué hacías en el bosque?! 

-Yo... -nunca le había visto así, bueno, en realidad sí, pero no conmigo. 

-Joder Jade, no deberías haber entrado, y menos sola! Y si te llega a pasar algo grave? Ibas sin móvil por Dios! -se lleva las manos a la cabeza dándome la espalda. 

-Por qué...

-Por una vez haz lo que te digo y no vuelva ni ha entrar en ese bosque ni a acercarte a ese idiota! Me entiendes? Que no sepa tu nombre! Ni una sola palabra cruces con él! -me alejo de él mirándole como si tuviese cinco cabezas y todas me mirasen mal. Nic parece darse cuenta de cómo me está hablando. -Perdona Jade, pero por favor, haz lo que te digo, te lo explicaré más adelante, pero ahora solo quiero que te quedes en tu cuarto lo que queda de día y que me envíes un mensaje si pasa algo. 

-Está bien. 

Y eso fue lo que hice, me quedé en mi cuarto toda la tarde, dormí un poco y recibí mensajes tanto de Isaac como de Nic preguntándome si estaba bien. 

Sobre eso de las once y media llegó Stormy, se dio una ducha y ahora está durmiendo tranquilamente. 

Es la una y media y no tengo ni pizca de sueño, estoy aburrida, incluso Sylver está durmiendo! 

Me pongo en pie en silencio y entro al baño para refrescarme un poco la cara. 

Me miro en el reflejo tras secarme con una toalla y mis ojos caen en la cesta de ropa sucia que está en la esquina. Hay bastante, y la mayoría es de Stormy. 

Supongo que no le molestará si la llevo a la lavandería. 

"...solo quiero que te quedes en tu cuarto lo que queda de día y que me envíes un mensaje si pasa algo. "

Dijiste que mientras fuese de día, ahora es de noche, y voy a salir hermanito. 

Cojo la cesta, me enfundo en una sudadera calentita y salgo de la habitación sin hacer ruido. 

No se escucha absolutamente nada, solo mis pasos. 

Bajo unas pequeñas escaleras de caracol hechas de madera hasta llegar a un pasillo con una única puerta, al entrar enciendo las luces topándome con la lavandería. 

Cierro la puerta y me acerco a una lavadora cualquiera. Me arrodillo para empezar a meter la ropa de color primero. 

Cierro la puerta y pongo el primer modo de lavado. 

Antes de coger el móvil para cuchichear en Instagram o hablar con mis amigas algo me llama la atención. 

Una de las camisetas de Stormy tiene pequeñas manchas rojas en las mangas. Reviso el resto y todas están igual, con manchas más grandes o pequeñas. 

Parece sangre, pero eso es imposible, seguro es pintura. Eso me recuerda a que tengo dos horas seguidas de pintura tres veces a la semana. 

Sonrío dejando la camisa en su sitio y ahora sí que empiezo a responder a mis amigas, que me preguntas cómo estoy y qué tal el viaje, lo típico supongo. 

Apoyo la cabeza en la lavadora cerrando los ojos por unos segundos, de repente estoy muy cansada y no entiendo porqué. 

Me despierto a eso de las dos y media de la mañana con el pitido de la secadora, que ya ha acabado. 

Sobo mi cara para espabilarme y darme cuenta de que no recuerdo haber puesto la ropa blanca ni poner una secadora. 

A lo mejor sí que lo hice y no lo recuerdo. 

Hay algo raro en el ambiente, me pongo en pie mirando las tantas lavadoras que hay en toda la sala. Las paredes son de ladrillos rojizos con algunos carteles pegados. 

Pero no hay nada fuera de lo normal, solo esa sensación extraña. Me pesa el cuerpo demasiado, y mi mente no funciona como debería. 

Cojo la cesta y salgo pitando de aquí, es como si alguien... Más bien algo me estuviese siguiendo y me observase. Se me viene a la mente el rostro que vi en la ventana ayer. 

JadeOnde histórias criam vida. Descubra agora