28. Hasta la raíz

25 1 2
                                    

Jade

-Jade, abre la puerta. 

-No! -me niego. Por una vez no quiero enfrentar la realidad. 

Descubrir que no recuerdas nada es horrible, he perdido la noción del tiempo por completo. 

Me he encerrado en el baño de mi habitación, antes fue Stormy la que intentó sacarme a la fuerza, pero no lo consiguió, así que ha traído a Zev. 

-Si no abres tú tendré que entrar yo por la fuerza. 

-Que no! -escondo mi cara entre mis brazos. 

-Jade, mírame. -levanto la mirada y le veo delante de mí, agachado y cansado. Prefiero no saber cómo ha entrado. 

Aparto mi mirada de la suya. -Quiero estar sola. 

-No. -habla ocultando el miedo en su voz. -Tú te vienes conmigo. -me coge en brazos y aparecemos en su habitación por arte de magia. 

-Suéltame. -pido alejándome de él. 

-Qué pasa Jade? -le doy la espalda y me cruzo de brazos. 

-Por qué estuviste con tu prima si yo soy tu media luna?

-Fue idea de mi padre, para conservar la sangre pura de la familia. -se acerca a mí pero no le doy la cara. -Jade, no te trato igual que a ella porque solo la veía como un juguete para mi diversión, pero, contigo? Cariño, no pienso rebajarte al mismo nivel. Yo te quiero a ti. 

-Dónde? 

-Qué? 

-Enséñame dónde está ese amor, ahora mismo necesito más que unas simples palabras Zev. -me giro para verle a los ojos. -Me estoy derrumbando Zev. 

Su mirada cambia de inmediato al escucharme, de una preocupación extrema a la seriedad pura. 

Sin decir nada comienza a agacharse lentamente sin separar sus ojos de los míos. Una vez se arrodilla ante mí, coge mi mano y besa el dorso de esta con suavidad. 

-Nunca antes me había arrodillado ante nadie, siquiera ante mi padre. -susurra. Se pone en pie y me guía hasta su cama para tumbarme sobre ella y acorralarme contra el cabecero. 

Se pone entre mis piernas y se quita la camiseta sin más, coge mi mano para guiarla al centro de su pecho. 

-Qué haces? 

-Demostrarte que eres la única. -pone su índice sobre el mío y, con sutileza pero seguridad, comienza a trazar varias líneas. 

Cuando suelta mi mano veo la forma de un corazón que ha trazado con su afilada uña (la cual desaparece enseguida. 

Ladeo la cabeza viendo lo que acabamos de hacer. -No se curará, quedará una cicatriz para toda la eternidad. 

-Para el resto de tu vida. 

-Para el resto de nuestras vidas. -coge mis manos y las besa. 

Al volver mi vista a sus ojos veo la lucha que hay dentro de él. 

Lo abrazo sin pensarlo dos veces. -Hazlo. -susurro sabiendo que me ha escuchado perfectamente. 

Antes de que me de tiempo de asimilar lo que va a pasar, entierra sus colmillos en mi piel sin miedo. 

Arqueo mi espalda sintiendo el mayor de los placeres. 

Suspiro entrecortadamente cerrando los ojos. 

Mi espalda choca contra el colchón sintiendo el peso de Zev sobre mí pero sin hacerme daño. 

Zev

Me separo de su cuello limpiándome el pequeño hilo de sangre que cae de mi labio. 

Su pecho sube y baja sin parar, hay pequeñas gotas de sudor en su frente y en su pecho, que está bastante al descubierto ya que los botones de su camisón se han soltado dejándome ver su hermosa piel. 

-Y con esto me quieres decir qué...?

-Que a ella no la mordería ni en mil años, te preferiría a ti aunque tuvieses veneno en la sangre antes que a ella. -se quita el pelo de la cara. 

Su siguiente movimiento es tumbarme a su lado en la cama y esconderse en mi pecho. -Quiero recuperar la memoria, por favor. -susurra. -Y que si vuelve a pasar que pueda recordar al culpable. 

-Hay una manera de hacerlo, pero para ello tendrás que olvidar tu lado humano. -noto que deja de respirar durante unos segundos. -Tú no eres humana Jade, no podrás volver al mundo normal porque no perteneces allí, te intentará echar. Recuerdas aquella sensación que sentías al principio? De que algo quería que te fueras. 

-Sí.

-Era el castillo, sabía que no pertenecías aquí y por eso quería matarte. 

-Y lo hizo, no? 

-Sí. 

-Si hago eso...

-Te aceptarán, y más si estoy contigo. 

-Entonces quiero hacerlo. -cojo su cara entre mis manos y la miro a los ojos antes de besarla con dulzura. 

-Está bien. 

...

-Estás lista? -pregunto mirándola sentada en el suelo, con las piernas cruzadas como un indio. Su habitación está iluminada con velas que forman un círculo. 

-Sí. 

Jade

Cojo una fotografía y escribo en el dorso una runa, hago lo que me indica Zev con máximo cuidado para no equivocarme. 

Al darle la vuelta a la foto, veo las caras de mis amigos, no puedo evitar sentirme mal, me olvidarán? Los olvidaré yo a ellos para siempre? 

-Ahora coge la cerilla y quémala.

Enciendo una cerilla con el fuego de la vela a mi derecha. 

Acerco la llama a una esquina y, en cuanto esta se enciende siento como yo me quemo por dentro. Me consumo a una velocidad demasiado rápida, mucho como para intentar retener todos mis recuerdos dentro, enterrarlos y ponerlos a salvo del fuego. 

Pero tan solo puedo verlos y aguantar el dolor físico y mental que conlleva hacer esto. 

Me está matando, pero solo por dentro. 

Se me escapan las lágrimas al ver como las caras de mis amigos se vuelven cenizas no solo en el papel, si no también en mi memoria. 

En cuanto el papel se consume por completo y mis dedos se queman un poco, me echo sobre el suelo agarrando mi pecho y llorando. 

Zev me coge en brazos escondiéndome en su pecho. 

-Ya pasó, ya está. 

Esta noche morí definitivamente, pero como no hay sangre no le importa a nadie. 

Solo al vampiro que me tiene en sus brazos y se está agobiando al pensar en que estoy sufriendo. 

JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora