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Layla

Podía referirme mi familia como si estuvieran completamente mal de la cabeza.

Mi papá porque todo lo que no sea suyo no sirve y lo que es de él -ya sea hasta basura-, sirve. También porque crítica demasiado lo desordenadas que somos mi mamá, mi hermana y yo, sabiendo que él es igual y hasta peor que nosotras.

Mi hermana, porque... ¡Vamos! Por ser la hermana menor y haber nacido de siete meses cree que tiene el poder no hacer nada en casa y que todos los que habitamos en ella seamos sus sirvientes. También porque es una de las personas que.... Puedo decir que no le falta un tornillo, ¡si no la ferretería completa, Dios! Está loca. No tengo más para decir sobre ella.

Y mi mamá... Ella es mi mamá. Puede decirse que ella tampoco es que esté muy bien de la cabeza, pero la amo, y en realidad, es de la que menos puedo quejarme.

Yo también estoy mal de la cabeza.

—Y cuando sentí que esa pelota de papel impactó en mi cabeza... ¡Dios! Quería morir mamá —digo.

Mi mamá y Jhoali están atentamente escuchando lo que estoy diciendo.

—¿Sabes quién fue? —pregunta mamá entre risas.

Se están burlando de ti.

Se están burlando de mí. No lo puedo creer.

—Evita reírte, mamá —pido.

Y Jhoali también explota en risas.

—¡Qué primer día de clases tan conmovedor! —exclama ella.

Estamos en mi casa del sur de Seattle. La de mi tía es del norte, saliendo de la ciudad.

Papá nos trajo aquí antes de decir que mamá también estaba aquí. Así que después de quitarme el uniforme comencé a hablar. Y ahora mismo estoy arrepintiéndome de hacerlo.

Es bueno que sepas que con tu familia no se puede hablar, chica.

—Bueno —dice mamá—, mejor terminen de recoger todo lo que vamos a llevar y así nos vamos de una vez a la casa de su tía.

¡Me está ignorando!

Síp, te está ignorando.

—¡Mamá! —hago un mohín—. ¡No me estás haciendo caso!

—Hija mía, sin ofender pero...

—Tienes que tener en mente que eso le pasa a cualquiera —concluye Jhoali por mamá.

—Genial.

Odio tu vida, chiquita.

Cállate, estás loca. No hay cabeza mejor que la mía para vivir.

La cabeza de Cruela de Vill es mil veces mejor que la tuya.

No escuchen a mi subconsciente. Está mal.

¡Cállate!

—Chicas, vamos. Layla, tienes que hacer tarea. ¡Muévete!

Rápidamente hacemos cada una una mochila con unas cuántas cosas. Lo mío es sólo un libro —que no es tan mío ya que es prestado—, un bote de perfume, unos cuántos cuadernos y hojas para dibujar.

Creo que Jhoali tiene más cosas en su mochila que mi mamá y yo juntas.

Ayudo a mi mamá y hermana a poner todo en el auto y salimos de la casa.

...

—¡Dios mío! —exclamo para mí misma.

Nunca pensé que yo podía hacer tanta tarea en un momento... Bueno, no es que fuera mucha, pero el contenido es largo, y como tuve que investigar, leer, analizar, copiar en el cuaderno lo analizado y luego hacer la estrategia... Es complicado de lograr.

Belleza OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora