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Se recomienda leer el capítulo con la canción de «Bad Liar» de Imagine Dragons, de fondo.

Los dejo con el capítulo nuevo:3

Layla

Mierda. ¿Qué hice?

Hay suficiente gente en el laboratorio como para que el chisme se empiece a esparcir por todos lados.

El calor se apodera de mis mejillas de segundos y se forma un nudo en mi garganta. No quiero llorar ahorita, y menos frente a toda esta gente.

Qué idiota me siento, esto no debería estar sucediendo así. ¿Por qué tengo que tomar decisiones sin pensar primero? ¡Las cosas no se hacen así!

Tomo rápidamente la decisión de abandonar el laboratorio. Me quito la bata tirándola al suelo y voy a por mis cosas, dejándole la exposición a Mía.

Y Santiago no me quita la mirada de encima ni cuando salgo.

La campana suena, y sé que si algún precepto o profesor me ven por los pasillos y con este aspecto, voy a tener problemas. Decido encerrarme en un cubículo del baño y quedarme ahí hasta que termine el día.

Intento no darle mente a lo que acaba de pasar, pero no puedo. Quisiera por lo menos borrar de mi mente la mirada de rechazo y lástima que tenía Santiago hacia mí.

¡No debí de haberle dicho nada! ¡No!

Solo es gusto, pero el hecho de que sea solo eso no significa que me le declare abiertamente a alguien que me dijo un claro NO con la mirada. Eso es vergonzoso, y hasta creo que de la pena, mi dignidad abandonó mi cuerpo.

Trágame tierra y escúpeme en la cama de Harry Styles. 

Me prometo a mí misma evitar llorar. No es para tanto. Nunca fue para tanto. Son cosas que siempre pasan, y es lógico que me sienta mal.

Me dispongo a salir del baño cuando escucho unos pasos pesados aproximándose. Me pongo alerta ya que no puede ser una chica.

Después de unos segundos escucho que se cierra una puerta. Acaban de cerrar la puerta del baño.

—¿Layla? Vamos, sal. Sé que estás ahí. Tus viejas converse son inigualables.

Daniel.

Salgo del cubículo indignada.

—¡Oye! —lo señalo con un dedo—. Son las mejores converse del mundo.

Tal vez no estén tan nuevas, pero son cómodas, y prefiero usar zapatos viejos y cómodos que nuevos e incómodos.

Ya hablas como Hardin Scott.

Bueno, pues estoy de acuerdo con Hardin.

Le logro sacar una sonrisa a Daniel y abre ambos brazos.

—Ven aquí, tonta.

Voy a su lugar y dejo que me dé el abrazo que he estado esperando desde que salí del laboratorio de Biología.

La persona que menos esperaba que estuviera aquí. ¿Quién lo diría? En este mundo pasa lo que uno menos se imagina, porque, como bien dice mi hermana, lo que te imaginas no pasa. Tiene razón, lo supe mucho tiempo después que me lo dijo. Y siempre me lo recalca.

Ahora estoy en los brazos del chico que me llamó tonta, y algo me dice que no será la primera vez que lo hará.

Nos mantenemos un rato. Yo no siento ni una sola lágrima y él se limita a acariciarme el pelo hasta que rompe el silencio y me aleja un poco de él sólo para verme a la cara.

Belleza OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora