me odias. ; 25

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una nueva tarea de poesía era dada en el salón, seungmin sostenía su bolígrafo entre sus dedos índice y pulgar, jugando un poco con aquel objeto mientras leía la consigna; parodiar un poema siguiendo la estructura del mismo. infló sus mejillas y abultó sus labios, reescribir algo ya escrito no era su actividad favorita y, probablemente, ese trabajo sería un completo desastre, lo sabía.

"las rosas son rojas,
el viento las mueve,
cuando hyunjin sonríe,
todos se mueren."

escribió en lapiz y disfrutó el sonido del grafito siendo arrastrado por la hoja, sentía como su ritmo cardíaco se aceleraba y también pudo ver como todo, de forma mágica, se teñía de rosa. pensar en hyunjin hacía que todo fuera rosa. de todas formas, a los pocos segundos tomó su goma de borrar y la pasó sobre el nombre del pelinegro, cambiando esa parte por un "él", volviéndolo a cambiar casi al instante por un "ella", hasta que finalmente estuvo de acuerdo con su primer y único párrafo.

su mente volvió a divagar y a perderse, encontrándose en los ojos de hyunjin, eso sí que le parecía una buena musa, una poesía completa digna de ser escuchada por el mundo entero, merecedora de ser cuidada de cualquier daño que la mala ortografía pudiera hacerle, pero allí estaba el azabache, rodeado de palabras que sonaban bonitas y significaban las peores cosas del mundo, hyunjin estaba manchado por tinta roja que seungmin no sabía quitar, pero de todas formas quería hacerlo, quería hacer eso y un poco más, ser un poco más para aquel chico que tanto amaba en secreto, ¿la poesía se comparaba a todo lo que estaba sintiendo?
de golpe levantó su vista, saliendo de sus más profundos pensamientos, no sabía cuánto tiempo había estado ausente ahí sentado, debía aprender a controlarse en momentos y lugares, tal como su madre se lo había dicho, en algún momento podría comenzar a seguir los consejos de su sabia madre.

volteó por sobre sus hombros con la intención de buscar al dueño de sus pensamientos; hyunjin estaba sentado en su lugar habitual, garabateando en su cuaderno mientras ryujin y minho se encontraban coqueteandose mutuamente unos asientos más atrás, así que aprovechando la lejanía de aquella pareja, se acercó al pelinegro, decidiendo que esa vez sería él mismo quien tomara la iniciativa de la conversación.

— hey, hyunjin. — saludó para llamar la atención, disimulando sus nervios por la situación.

levantó su vista de forma automática, sonriendo al encontrarse con el rostro que esperaba. — hey, seungmin... ah, espera, — desde su asiento buscó una silla libre y, al encontrarla, se estiró para tomarla y dejarla a un lado de su pupitre. — ven, siéntate aquí.

— oh, gracias... — habló con un tono bajo de voz al sentarse. — ¿cómo vas con el trabajo?

— de hecho, bien. — ladeó su cabeza, orgulloso.

— ¿no necesitas ayuda?

— puedo encargarme de esto, minnie, no te preocupes. — afirmó de forma suave, colocando su mano en el hombro del castaño, en un gesto de gratitud por su ayuda.

— ah... — tomó aire al sentir que su pecho se cerraba ante la negativa contraria.

su corazón se aceleró, esta vez por la falta de aire que estaba comenzando a tener, presionó sus puños con fuerza hasta que sintió como sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos, no quería que su cuerpo le jugara en contra y temblara para delatarlo.
¿hyunjin ya no lo necesitaba? no sabía qué hacer si no estaba en movimiento, si no era de ayuda no estaba sirviendo para absolutamente nada, nunca se sentía suficiente y que rechazaran su ayuda no lo hacía sentir mejor, la tarea era la única forma que tenía para acercarse a hyunjin, ¿qué haría sin esa tonta, pero excelente, excusa? o, peor aún, ¿había logrado herir el orgullo contrario? en su estado le era imposible intentar leer la expresión corporal de aquel chico perfecto y transparente, ¿qué significó la mano sobre su hombro? ¿había sonreído? claro que hyunjin no había sonreído, solo se estaba burlando de él como todos siempre lo hacían, entonces era eso, el mayor había comenzado a odiarlo por herir su orgullo en solo unos segundos, eso era lo que pasaba cuando intentaba hacer algo y abría su boca, todo salía mal, mal, mal, mal, todo estaba mal, pero, ¿qué estaba mal? ¿hyunjin estaba mal? no, él mismo estaba mal.

— ¿seungmin...? — hyunjin habló con rastro de preocupación al notar que el cuerpo ajeno estaba tenso y que sus ojos se habían llenado de lágrimas en solo centésimas de segundo. — ¿estás bien, seungmin?

— me odias... — murmuró, llevando su mirada perdida a los ojos ajenos. — es eso, ¿verdad? ya no me soportas.

no disimuló su sorpresa, lo había tomado con la guardia baja. negó de inmediato y colocó sus manos sobre los temblorosos muslos ajenos, intentando ser un soporte. — claro que no, no te odio.

— todos aquí me odian. — su voz se rompió, el llanto amenazó con escaparse de su lagrimal.

— no es cierto, — afirmó, seguro, a la vez que subía sus manos por el torso ajeno, acercandolo más a su cuerpo para poder apegarlo a su pecho. — mientras yo esté aquí, tendrás a alguien para ti.

al notar que se trataba de un abrazo extendió sus brazos para corresponderlo, escondiéndose en el cuerpo impropio. segundos después, repitió sus palabras seguras; — todo estará bien, todo está bien...

hyunjin recostó su cabeza en la ajena y se atrevió a acariciar la espalda de aquel chico que, en ese momento, parecía un pobre niño indefenso, incluso tomó el coraje para darle unos pocos y cortos besos sobre su cabello, ¿por qué seungmin se sentía de esa forma?

[ . . . ]

querido diario:

hoy tuvimos un ejercicio de poesía, tuve que pensar un poco pero terminó siendo bastante sencillo, teníamos que parodiar a un poema reconocido, y obviamente terminé escribiendo sobre hyunjin, aunque lo terminé cambiando por una chica anónima, aún tengo algo de miedo que alguien lea que tan enamorado estoy de hyunjin, o de cualquier chico en general, la gente de aquí no parece ser muy amigable respecto al tema, pude deducirlo en las pocas clases que interactué con ellos. dejando la humildad de lado, podrían llamarme seungspeare.

por otro lado, podría haber esperado hasta que hyunjin me pidiera ayuda con el trabajo que nos habían dado, pero... quise ¿adelantarme a los hechos? o algo así, decidí dar el primer paso, le pregunté si necesitaba ayuda y, para mi sorpresa, se negó a ella. puedes decirme paranoico, pero tengo miedo de haber herido su orgullo y que me odie por ello, porque eso es lo que siempre pasa cuando abro mi estúpida boca y dejo que mi cerebro tome protagonismo. hyunjin dijo que no me odia, ¿por qué no puedo creerle?

pd. comencé a llevar mi diario en la mochila, las puertas de los casilleros son muy fáciles de manipular y de abrir, no tanto como ryujin, pero se entiende mi punto, he visto a algunos chicos abrir un casillero con tan solo una tarjeta y, sinceramente, temo por todo lo que he contado aquí, además de que tengo esa extraña sensación de que alguien ha estado leyendo estas páginas o, al menos, lo han intentado, y no puedo ignorar ese presentimiento.

con amor, seungmin.

con amor, seungmin.Where stories live. Discover now