4-UNA SEÑAL

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—Despierta... —susurró Xiao Zhan pellizcando la mejilla del castaño.

—Cinco minutos más... —murmuró el contrario envolviéndose con las sábanas.

—Eres un dormilón —sonrió levantándose de la cama.

Aunque era reciente su encuentro con el muchacho que ahora dormía junto a él en la misma cama desde hace una semana, parecía ser que se conocían de tiempo y era capaz de sentirse cómodo con él. Y aquella mañana, no era diferente a las otras.

Xiao Zhan se estiró como de costumbre, y tomó sus lentes que estaban en la mesita de noche y se los colocó para después caminar hacia el baño. Dió algunos pasos dentro y cerró la puerta aún adormecido. Pestañeó preparando su cepillo de dientes y alzó la mirada al espejo, observando su reflejo.

Fue cuando un detalle vino a su mente de pronto, todo se veía borroso y los lentes no estaban sucios. Se los quito y trato de ver sin ellos, dándose cuenta de que su vista era mucho mejor sin ellos.

—¿Qué mierda? —frunció el ceño observando todo a su alrededor.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien? —cuestionó Wang Yibo golpeando despacio la puerta.

—Esto es muy extraño —comentó abriendo la puerta el menor—. Puedo ver bien sin necesidad de los lentes, es más, veo mejor sin ellos.

—¿Qué? —sujetó su rostro preocupado—. Mírame a los ojos.

—No es para tanto.

—Mírame Xiao Zhan.

Xiao Zhan suspiró y lo miro de frente, era algo difícil ya que el contrario era demasiado atractivo y no quería que se diera cuenta de que le gustaba al sonrojarse.

Wang Yibo observó detenidamente los ojos avellana del muchacho, y como estos poco a poco se tornaron dorados, y después regresaron a la normalidad. Esa era una señal de que Xiao Zhan estaba regresando. Tal vez era por qué él estaba cerca, o que el tiempo se acortaba. Cómo fuera, debía permanecer lejos y evitar que supiera quién era realmente.

—¿Tengo algo?

—No, supongo que es normal que la vista mejore y no se necesite los lentes.

—Eso no es posible, tendría que haber ido a que me hicieran una cirugía en los ojos o algo parecido. La vista no cambia de un día para otro.

—Tal vez —se apretó de él—. Sé que recientemente terminaste la secundaria y te estás preparando para tu examen a la universidad. Así que ve a estudiar, yo saldré a dar una vuelta.

Xiao Zhan lo vio caminar hacia la ventana y lo detuvo jalando de su polo.

—Quedate a desayunar conmigo...

—No es buena idea. Tu madre podría hacer preguntas. ¿Qué le diríamos? —dijo el castaño.

—Podríamos decir que eres mi novio y viniste de visita. Sal por la ventana y toca a la puerta —lo soltó—. Di que eres de la misma escuela.

—Zhan —Wang Yibo se tenso antes de decir lo que no quería decir. El comportamiento del menor mostraba que se sentía atraído, y mentiría si no dijera que cada vez era más desesperante no saltar sobre el azabache y hacerlo suyo repetidas veces, pero si se acercaban recordaría y estarían en peligro, debía alejarse y evitar que lo quisiera—. Nosotros no somos amigos. Agradezco que quieras que comparta el desayuno contigo, pero no te confundas. Esto es para salvar a tu hermana, después me iré con el libro para cuidarlo y no nos volveremos a ver jamás. ¿Entendiste?

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