CAPÍTULO 15: La Gallera. (+18)

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Pedro se levantó sudado y exaltado por causa de una horrible pesadilla, en la que se repetía una y otra vez la imagen del disparo que le propinó al indefenso minero; se recuestó nuevamente, pero se fijó que tenía a su lado en el catre a July completamente desnuda; recordó que tuvieron sexo varias veces, que fue una noche loca de sexo, marihuana y alcohol.

Le observó detenidamente su delicado cuerpo desnudo, pero realmente no le provocó hacerle nuevamente el amor, debido a la angustia que tenía por la pavorosa pesadilla que lo despertó, por eso se levantó, se vistió, salió del rancho y ya estaban afuera algunos hombres realizando sus faenas diarias.

—Verga bello durmiente, no te querías levantar, ¿verdad? —Exclamó Luis entregándole una taza de café negro recién colado.

—Verga marico, ni me fije en la hora —Respondió Pedro, aun secando su cara con una pequeña toalla.

—Tranquilo mi hermano, que te dejamos descansar con tu hembra —indicó Robert, con una sonrisa pícara en el rostro.

—Mi hermano hoy hay gallera en el pueblo, en la tarde, y Juancito nos quiere allí —le informó Luis a Pedro con cara de felicidad y alegría.

—Verga bien, Robert hazme el favor de levantar a July y llevarla al pueblo. —solicitó Pedro, tomando un sorbo de café.

—Enseguida Pedro —Le respondió Robert e inmediatamente se dirigió al rancho. Luis comenzó a bromear con Pedro y le dijo que si quería podían invitar a la gallera a Valentina y a Carolina.

—Verga marico, me aguanto —afirmó Pedro, con un brillo en los ojos.

Ver nuevamente a Valentina le hacía mucha ilusión y solo pensar en tenerla entre sus brazos, le puso su enorme miembro erecto en cuestión de unos pocos segundos y recordó en ese instante que aún tenía en el pequeño rancho a July así que le gritó a Robert, quien se dirigía a levantarla.

—¡Llave! —Grito fuertemente Pedro. Robert al escuchar su voz volteó rápidamente y Pedro le hizo una señal para que se regresara, este enseguida dio media vuelta y regresó con ellos.

—¿Qué pasó Pedro? ¿Te arrepentiste? —preguntó Robert con una cara de enojo por haberlo hecho volver.

—Verga, llave, mala mía, discúlpame —dijo Pedro con suma vergüenza y pena.

—Pajuo!. —respondió Robert con una sonrisa en el rostro y se dirigió a la cocina a servirse una taza de café.

—Ya regreso —comentó Pedro a todos y emprendió una caminata hacia el rancho en el que se encontraba July.

Al ingresar, ella aún estaba durmiendo plácidamente en posición fetal. Pedro se quitó toda la ropa, se colocó un preservativo y se acostó junto a ella, mojó con un poco de saliva su pene erecto y lo introdujo lentamente por su vagina, después que se encontraba dentro comenzó a realizar movimientos suaves y lentos, July se despertó y empezó a moverse a su ritmo, jadeó y gimió de placer, él la sostuvo fuerte por la cintura y se le montó encima, para después agarrarla y sostener su enorme trasero para continuar propinándole embestidas, una y otra vez, cada vez más fuertes hasta que terminó acabando plácidamente y él cayó encima de su espalda, besándole su hermoso cuello.

—Mami ya es tarde, tienes que irte, alístate para que Robert te lleve al pueblo. —indicó Pedro levantándose para vestirse. Ella, con un poco de pereza, aceptó las órdenes de Pedro y comenzó a vestirse.

—Pedro, esta tarde hay gallera, ¿vas a pasar a visitarme un rato? —preguntó July con cara de niña, esperando una respuesta afirmativa.

—No puedo mami, voy a estar ocupado haciéndole unas vueltas a Juancito y a Joseito. Después nos vemos —respondió rotundamente, con un tono de voz aclaratorio, como para que ella no continuara haciendo más preguntas.

Pedro CalleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora