CAPÍTULO 21: Lalo (La Loca).

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Ese día fue bastante ajetreado para todos, ya desde muy temprano algunos de los hombres más habilidosos y expertos habían bajado a la mina a custodiarla para que todo funcionara adecuadamente, Blanca también se levantó con los primeros rayos del Sol, no encontró a Pedro en el catre, asumió que no llego a dormir esa noche, ella también estaba sumamente cansada por lo que la consumió un sueño profundo, por eso se alistó y se dispuso a cocinar un desayuno de reyes para los presentes y prometió hacer el almuerzo aún mejor, obviamente todo esto para impresionar a Pedro.

Por otro lado, Luis no quiso bromear con Pedro por lo sucedido con ella en la noche, porque sabía perfectamente que él no anda de buen humor por ella haberse metido sin su consentimiento en el rancho. Pero él ya se dio cuenta de que la joven gustaba de su primo, ya que no dejaba de mirarlo, por eso se apenaba y sonrojaba cuando lo veía pasar y en ocasiones trataba de cruzar miradas con él, pero este ni se toma el mínimo instante para hacerlo.

—Mano hablaste con la loca? —Preguntó Luis con suma curiosidad y una pequeña sonrisa en el rostro, de intriga y expectación.

—Verga, no mi hermano, se me hace la loca, como que no pasó nada. Pero voy a esperar el momento preciso para hablar con ella sobre ese tema y dejarle las cosas bien claras. —recalcó Pedro, con cara de enojo.

—Esas vainas son de loca, ella solo quiere pipe —Acotó Luis entre risas y desviando la mirada, ya que sabía perfectamente que Pedro se iba a molestar por ese comentario.

—Bueno mano, aquí hay bastante pipe, yo no conozco a esa chama, es una carajita y me puedo meter en un pinga e peo, así que deja ya la ladilla con ese tema. Ponte las pilas más bien que tenemos que estar activos para salir en la madrugada. —especificó Pedro.

—Sí, Pedro, ya estoy claro, no te angusties papá. —hablo Luis, para que no continuara estresado.

—Coño no es angustia pajuo, es que no quiero que nos metan presos o nos maten haciendo esa vuelta, así que anda activo. —opinó con preocupación por la futura entrega de la mercancía.

Oportunamente, Robert y Pablo se acercaron a los muchachos con sus platos de desayuno para terminar de afinar los detalles del traslado de la mercancía hacia San Félix,

—Verga se ve que cocina bien rico la loca. —Comentó Luis muerto de risa. Pedro volteó a mirarlo con cara de odio y pretendió no haber escuchado ese comentario.

—Coño Pedro, no te arreches, pero la carajita está botada contigo. —Alegó Robert, masticando algo de comida en su boca.

—Verga también ustedes???. —Preguntó Pedro, con algo de molestia por la opinión dada.

—Mano, pero tú eres loco, tú no te has dado cuenta de la miradera que tiene contigo?. —Agregó Pablo, terminando de masticar un bocado de comida.

—Pues cójansela ustedes, nosotros no sabemos quién coño e la madre es esa chama y nosotros de pingas de loco la vinimos a traer a nuestra base. No sabemos ni siquiera si esa loca es capaz de echarnos veneno en la comida para liquidarnos a todos y ustedes felices porque ella está aquí cocinándoles rica comidita. —exclamo Pedro, con rabia en su rostro.

Todos se quedaron mirando a Pedro, impactados por sus palabras, sin cuestionar en lo absoluto su argumento, cayendo en cuenta de que tenía toda la razón, ellos no conocían a esa muchacha y esta podría ser miembro de la banda contraria.

—Pero qué haremos Pedro?, ¿quieres que la amarremos y la interroguemos?, porque yo me aguanto. —Comentó Robert, esperando su respuesta.

—Verga mi llave, la verdad es que no sé, me da verga hacerle algo malo y que a la final la carajita sea inocente, pero tampoco sabemos nada de ella y tenemos que mantenerla sumamente vigilada sin que se dé cuenta y al mínimo tropiezo le metemos un tiro en la cabeza. —recalcó Pedro, totalmente pensativo.

—Listo, ya lo dijo. —Respondieron Pablo, Robert y Luis al unísono.

Decidieron tener monitoreada a Blanca con algunos de sus hombres, aparte del pure, sin que ella se diera cuenta de nada, además Pedro envío a un emisario al caserío donde la encontraron para recabar información sobre ella y confirmar así la historia que les había contado en un principio.

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Nota del Autor:

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Nota del Autor:

Muchas gracias por leer mi historia. 

M.Garcia.

Pedro CalleWhere stories live. Discover now