Capítulo 15

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Denki tenía miedo. En parte, porque ya le habían gritado por sentarse en una cobija sucia que pertenecía a una señora de extraño peinado. Luego, debido a todos los ojos que los observaban en ese callejón, sumido en la oscuridad de la ciudad.

Estaba asustado. Muy asustado.

Den, intenta dormir. No puedes estar despierto toda la noche.

Yuna había hecho un pequeño refugio en poco tiempo. Se hizo con un carro de compras para tener una cuna poner a Rui, unas sábanas que rescató de su casa y la mayor cantidad de ropa que pudo meter en su mochila y una valija. Los héroes se habían llevado todo el dinero de sus padres, que aún si era robado y entendía que debía volver a la sociedad, por consideración creía que debieron haberles dejado un poco para que no tuvieran que dormir en la calle.

Pero bien, no era como si pudiera ir a reclamar en algún lado. Había escuchado que los lugares a dónde llevaban a los hijos de villanos eran peores que la calle misma. Y se arriesgaba a que la separarán de su hermanos menores. A Rui quizás no le harían nada al ser una bebé pero Denki seguro...iba a ser molido a golpes por algún adulto. Bastaría con que el rubio hiciera una tontería, algo que podría ser perdonado, pero que no lo sería.

El rubio contempló la expresión pensativa de su hermana y se acercó a ella, poniendo su cabeza sobre su regazo. La mayor tenía una expresión fría todo el tiempo pero eso no quería decir que lo fuera. Todo lo contrario, ella era muy afectuosa, como su madre.

Si su madre ya no estaba, ¿eso convertía a Yuna en su madre y protectora?

Algo en eso le parecía mal pero no pudo encontrar una respuesta de porqué le pareció así.

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Un mes. Yuna lo aguanto un mes. Robo, mendigo, no llegó a vender su cuerpo solamente porque su quirk, en acto inconciente —pero voluntario— creaba un campo eléctrico a su alrededor antes de que algún hombre la llegara a tocar. Así era imposible que pudiera generar dinero. Estaba en una encrucijada.

El clima invernal llegaría dentro de poco, las mantas, el fuego comunitario que creaban los vagabundo en una hoguera, los buzos y camperas que trajo de su casa destruida, nada de eso serviría para proteger a sus hermanos, ¿qué haría si Rui enfermaba? ¿o Denki? Eran niños, cuyos sistemas inmunológicos todavía no estaban lo suficientemente desarrollados para protegerse de las enfermedades que traía el desamparo.

Necesitaba poner un techo sobre sus cabezas, sábanas sobre sus pequeños cuerpos, comida en sus estómagos. Sabía perfectamente bien que Denki no estaba comiendo, que guardaba su parte para dársela a ella que no comía por días con tal de que ellos lo hicieran. Dolía ver su sonrisa, tan dulce, mezclada con sus mejillas hundidas por la falta de alimentos.

Yuna se mordió los labios, se llevó el cabello corto rubio detrás de la oreja llena de aretes puntiagudos —sus padres siempre la consideraron una niña ruda por usar chaquetas de cuero y empezar con las perforaciones a los doce pero estaba muy lejos de serlo— quizás esa noche podía intentarlo otra vez con algún hombre que ronde el callejón y conseguir algunas esposas inhibidores de quirk para asegurarse que pasará lo que tenía que pasar. Necesitaba juntar dinero rápido. Con urgencia.

—Hey, rubia.

La llamada la tomo por sorpresa. Estaba en la esquina del callejón, lo bastante cerca como para ver a sus hermanos durmiendo y vigilar que nadie se les acercará. Oculta entre las sombras, con un cuchillo en mano —las calles no eran una maldita broma y ella lo sabía aún si era una cobarde, tenía que protegerse a sí misma y sus hermanos— junto con una expresión sombría. Todos sabían que meterse con ella era salir electrocutado —dio una demostración la primera vez que un borracho intento meterse en su refugio para tocarla— con una gran posibilidad de morirse, por lo tanto, nadie le hablaba.

¡Me convertí en un villano en un mundo de héroes! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora