Capítulo 22

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Cuando Bakugou se despertó lo primero que noto fue el piso frío, la luz amarilla en un techo lleno de manchas de humedad y un sonido familiar que pertenecía a su otra vida.

El sonido de monitor cardíaco.

De tantas veces que lo había escuchado el sonido era casi tranquilizador en ocasiones, el poder escuchar que su corazón seguía latiendo aún si era lentamente y creía que pronto, se detendría.

El cenizo parpadeo para adaptarse al entorno dónde estaba, se levantó despacio, sintiendo su propia respiración pesada rompiendo con el ruido del monitor, apoyo la espalda en la fría pared e ignoro el crujir de sus huesos, el dolor que sentía recorrer todo su cuerpo y llevo su mano derecha hasta su bolsillo delantero, rompiendo la tela en el acto y sacando un paquete de aspirinas.

Recovery Girl se las dio antes del campamento, una mezcla entre estimulantes para su quirk, adrenalina y anestesia. Las oculto en su pantalón en caso de que se le cayeran durante las peleas, cosió la tela dentro del bolsillo para que no se perdieran. Bajo la luz amarilla pudo ver que eran de color azul con una franja naranja y antes de tomarlas, decidió mirar a su alrededor, se paró como pudo y examinó el entorno.

Estaba en una habitación pequeña, donde había una camilla con una persona tapada por una sábana blanca, el ruido del monitor debía ser debido a eso. Se encontraba contra una pared y a medida que se acercó, noto que debajo de la camilla algo se movía, se escuchaba el ruido del metal arrastrándose por el suelo de concreto frío.

El de ojos rojos volvió a el piso, despacio, teniendo cuidado con sus heridas y miro debajo de la camilla a una pequeña figura, una que con sus ojos dorados le devolvió la mirada en la penumbra. Una pequeña niña vestida con un vestido negro, cabello rubio hasta los hombros cuyo flequillo cubría el lado izquierdo de su cara, en sus pies descalzos cadenas largas la tenían apresada de la pared.

Estaba tan delgada, tan pálida, que si no fuera porque Kaminari le mostró un par de fotos antes difícilmente la hubiera podido identificar cómo Rui Kaminari. La niña de nueve años debió haber pasado el peor de los miedos en aquel lugar. Sus tobillos llenos de rasguños viejos y nuevos, de intentos vanos de conseguir la libertad, eran una prueba de eso.

El de quirk explosivo tomo las pastillas y se las trago, para después extender lentamente la mano derecha hacia la asustada niña, se recordó a sí mismo que debía ser cuidadoso con ella. No confiaría en él a la primera, no sería cooperativa.

El rubio le dijo que pese a su joven edad, Rui no ponía su fe en nadie aparte de sus hermanos. Como si aún sin decirle nada, la niña hubiera aprendido que no podía esperar nada de nadie, que no podía confiar en nadie.

Debía demostrarle que eso no era así.

Que podía confiar, al menos, en él.

—Rui —la llamo suavemente —Vine a ayudarte. No me tengas miedo.

La pequeña rubia le miró con el ceño fruncido, pegándose más a la pared y viéndole feo como si esperara que con eso pudiera marcar una distancia. A el de ojos rojos solo le quedó suspirar.

—Bien, eso resultó mal —bufo el cenizo yendo por un segundo intento —Rui, conozco a tu hermano mayor. lo qué hizo y porqué lo hizo. Fue por ti y tu hermana, ¿no?

Rui alzó la cabeza ligeramente ante la mención de Denki, se arrastró despacio sobre sus rodillas haciendo con eso que las cadenas metálicas hicieran un pesado sonido. Se quedó al borde de la camilla, viéndolo, bajo la luz amarilla su piel pálida casi parecía la de un fantasma y el cenizo pensó que se volvería polvo en cuanto la tocará.

—Den-niichan...—murmuro con voz aguda, labios resecos y dolor — ¿Él...está bien? No puedo...llamarlo. Mí quirk no responde.

—Sí, está bien. Lo verás dentro de poco, lo prometo —juró el cenizo — ¿Puedes salir de ahí?

¡Me convertí en un villano en un mundo de héroes! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora