Capitulo 73

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Saito Takeo tuvo una infancia normal, siempre fue un muchacho tranquilo, hijo único de dos padres amorosos, cuya personalidad se moldeo para ser educado y modesto. Nunca considero importante el tener muchos amigos, con uno o dos de calidad le bastaban. Odiaba a las personas que intentaban aprovecharse de los demás o lastimarlos de alguna manera y como uno de sus tíos era profesor de boxeo, siempre pudo dar uno o dos golpes estupendos cuando fue necesario. Al conocer a Himiko Toga, se enamoro por primer vez, le gustaba la sonrisa de la chica rubia de su clase, su risa y su espontánea personalidad. Pero creyó que, muy dentro de ella, se escondía algo profundo e inquietante, cómo en él.

La verdad, él era bastante cruel. Cuando se enojaba hacia cosas como pelear hasta que la otra persona quedará en el suelo derrotada o la destruía de otras maneras. Con excepción de Himiko, nadie más había sabido de este lado suyo. Como pocas veces salía al exterior, el azabache mayormente lo tenía controlado. Incluso esto que estaba haciendo, estaba cuidadosamente planeado por él, para que así no se saliera de control.

Le pareció una lastima que el ministro japonés no viera su gran esfuerzo por contener su propia crueldad.

Takeo observó con aburrimiento a los héroes leyendo la información que les llegó a sus celulares, la misma que debía estar circulando ahora mismo por todos los dispositivos digitales de Tokio. Dentro de poco, todo el edificio burocrático dónde se encontraban se convertiría en un desastre y los héroes gritarían por las cabezas del ministro japonés y los representantes del Comité Disciplinario de Héroes. Cosa que él le importaba nada si dividía todavía más la sociedad, únicamente, quería que el ministro tomara en serio sus amenazas.

Al ver que el ministro se puso todavía más pálido, que los héroes le miraban como si pudieran fusilarlo y algunos de sus propios colegas le observaban con asco, finalmente, se enfocó en él.

El azabache relajo su cuerpo, sus hombros e intento lucir lo más inocente posible, como si no acabará de lanzar una gigantesca bomba sobre Japón.

— ¿Ahora sí me va a dar lo que quiero, señor ministro? Porque está información no es la única que tengo en mi poder. El Comité Disciplinario de Héroes ha hecho cosas peores, bajo su mando, que tomar a los hijos de héroes para llevarlos a unos centros militares donde se los convierte en soldados con sus cerebros lavados para servir al país —advirtió con tranquilidad —Esta información, por supuesto, ya está en manos del público. Pero el resto puede seguir en secreto. No tengo intenciones de provocar más problemas, solo quiero devuelta a Himiko-san y Jin-san.

El ministro se quedó en silencio, acorralado, tomó una pequeña computadora en la mesa, tecleó un par de palabras en el teclado y luego, Rei se puso de pie, una expresión fría en su rostro y sus ojos llenos de disgusto por el hombre sentado al final de la mesa, el cuál no tenía ningún aliado en esa sala de reuniones.

—Rei Todoroki lo llevará hacia sus compañeros —dijo el ministro japonés —Puede retirarlos de sus celdas. Ya di los permisos.

Saito asintió satisfecho y en compañía de dos de los guardias de la agencia internacional de héroes que estaban infiltrados para ayudarlo, salió de la habitación, desactivando su quirk y viendo como MountLady se abalanzaba sobre el ministro. Con su quirk desactivado, los demás héroes eran libres de usar los suyos para atacar al hombre que, en favor de la seguridad nacional, uso a sus hijos que ellos dejaron bajo el cuidado del gobierno por temas de protección para volverlos armas. Lo último que escucho fueron los gritos histéricos de la heroína rubia preguntando por su hija y el hijo de Mindnight.

 Lo último que escucho fueron los gritos histéricos de la heroína rubia preguntando por su hija y el hijo de Mindnight

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¡Me convertí en un villano en un mundo de héroes! [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora